14/11/2018
NOTICIA. La canciller alemana Angela
Merkel en una intervención el 13/11/2018
ante el pleno de la Cámara de la
UE se mostró partidaria de la creación de un ejército europeo.
Comentario
La utopía de un ejército europeo
Dos días después de la
conmemoración del centenario en París del Armisticio que puso fin a la Primera
Guerra Mundial (11/11/2018), a la que asistieron los principales mandatarios de
los países que participaron en la contienda: Alemania, Francia, Reino Unido,
Rusia y EEUU, la canciller alemana Angela Merkel, en su alocución ante el pleno
de la Cámara de la UE, se sumó a la propuesta del presidente de Francia
Emmanuel Macron de construir un ejército de los países de la Unión Europea, si
bien, Angela Merkel, matizó que la puesta en marcha de un ejército europeo
común sería complementario de la OTAN.
Tanto Angela Merkel como
Emmanuel Macron, ante las tendencias centrífugas nacionalistas de los nuevos
movimientos políticos, que ya gobiernan en Italia, Gran Bretaña y Polonia y que
avanzan electoralmente en Alemania y Francia, aprovecharon la conmemoración en París para elevar
su apuesta por una mayor integración europea.
Ambos gobernantes, criticaron
los nacionalismos como el principal cáncer que padeció Europa en la primera
mitad del siglo XX porque dieron sustento a las dos guerras mundiales, y en una
interpretación ahistórica llegaron a la conclusión que las tendencias actuales
nacionalistas también podían ser en la actualidad causa de otra guerra en suelo
europeo, y para evitarla se debía avanzar en la formación de unas fuerzas
armadas europeas. Ante la eurocámara, Merkel abogaría por unas fuerzas armadas
comunitarias con las que "demostrar
al mundo que entre los países de Europa no puede haber más guerras".
Esta anacrónica similitud entre la
Europa de la primera mitad del siglo XX y la actual, solo puede ser fruto de
la ignorancia histórica, o de una interpretación interesada para utilizarla como
arma política contra los movimientos políticos euro-escépticos, cuestión esta
última, más acorde con los intereses de los poderes fácticos de la UE y de los
actuales gobiernos francés y alemán, que habrían preparado los actos de
celebración del centenario del armisticio, para instrumentalizarlo como foro de
escenificación de un discurso paneuropeísta enfrentado a los movimientos euro-escépticos
y a las pretensiones estadounidenses de un mayor vasallaje de sus principales
socios europeos, que tuvo su concreción en la propuesta de creación de un
ejército europeo.
Sin embargo, tal escenificación
solo será un brindis al sol con un efecto muy limitado por las falacias sobre
las que está construido el discurso de la formación de un ejército europeo.
Desde el punto de vista geopolítico,
la Europa de la primera mitad del siglo XX y la presente, no se parecen en
nada. En la primera mitad del siglo XX Europa era el Centro geopolítico y
económico mundial, en la que tres grandes imperios coloniales, Gran Bretaña,
Francia y Alemania se disputaban la hegemonía mundial, cuestión que perdió
vigencia tras la victoria soviética y estadounidense en la Segunda Guerra
Mundial, y el final del dominio colonial. En la actualidad, el eje de las
disputas geopolíticas ya no están entre las potencias europeas, sino entre las
potencias que determinan la marcha de la geopolítica mundial, principalmente
EEUU, China y Rusia, las tres naciones con profunda vocación soberanista que
salieron victoriosas de la Segunda Guerra Mundial.
Desde el punto de vista de las
capacidades de la UE para la formación de un ejército propio, no existen tales.
En principio todo ejército se caracteriza en primer lugar por una cadena de
mando estructurada y centralizada, y esa cadena de mando actualmente la ocupa
la OTAN y dentro de la OTAN, EEUU. Un ejército de la UE con una cadena de mando
propia precisaría relegar a la OTAN, la complementariedad que aduce Merkel
solamente sería posible si ambas estructuras militares tendrían funciones
diferentes, en las que la OTAN seguiría desempeñando el rol de confrontación con Rusia, y el ejército europeo se ocuparía de las
cuestiones fronterizas, como el control de las migraciones, pero tal
organización lejos de ser un ejército sería una guardia fronteriza cuyas
competencias también tendrían que ser negociadas con los países fronterizos de
la UE.
Por otra parte, Alemania no
tiene capacidad soberanista para tomar la decisión de tener un ejército fuera
del control estadounidense. Desde la Segunda Guerra Mundial, Alemania y Japón,
siguen siendo dos naciones ocupadas por el ejército de EEUU, en las que existen
decenas de miles de soldados bajo la bandera de EEUU. Ninguno de los gobiernos
de ambas naciones tienen institucionalmente poder para oponerse a la ocupación,
y los asuntos militares en última instancia siempre recaen en el mando
estadounidense.
Tras la desaparición de la URSS,
con la disolución del Pacto de Varsovia la OTAN dejo de tener su razón de ser
defensiva. En la actualidad ninguna nación amenaza a la UE, porque ninguna
nación de fuera de la UE tiene interés en cambiar el régimen de valores
liberales europeos que tan apasionadamente Merkel dice que hay que defender.
Rusia ya no cuestiona tal régimen porque su sistema político constitucional es
muy similar al de cualquier nación de la UE.
La pervivencia de la OTAN sigue
justificándose sobre un discurso falaz de una supuesta amenaza rusa que no
existe, que en realidad encubre su transformación tras la guerra fría de un
organización defensiva a una organización destinada a la agresión, como se
demostró en su intervención en la antigua ex-Yugoslavia y en Libia, y ahora con
la ilegal participación de su fuerza área en Siria.
Para EEUU, la OTAN sigue
sirviendo también para perpetuar su ocupación en Europa, de la que tanto se
acusó a las fuerzas del Pacto de Varsovia por su presencia en los países del
este europeo, sin embargo, aquellas tropas desaparecieron pero las estadounidenses
siguen presentes recordando a las potencias europeas que su soberanía es
limitada.