20/03/2021
NOTICIA. El 19/03/2021, delegaciones de alto nivel de China y de la administración demócrata de EEUU tuvieron su primer encuentro en Anchorage (Alaska, EEUU).
Comentario
Las relaciones internacionales de
EEUU entre la arrogancia la mentira y la ficción
La parte china llegó a Anchorage, Alaska, para participar en
el diálogo estratégico de alto nivel entre China y Estados Unidos a invitación
de la parte estadounidense, y con la disposición de entablar conversaciones en
virtud de los procedimientos y arreglos acordados por ambos lados con
antelación.
Sin embargo, en sus observaciones de apertura, que realizó en
primer lugar la parte estadounidense ésta rebasó el tiempo acordado y lanzó, de
modo provocador, una feroz critica sobre cuestiones internas de China como la
política de China en Hong Kong y Xinjian.
La parte china protestó expresando su decepción por la forma
de tratar a los invitados, y la descarada intromisión en los asuntos que son
competencia exclusiva del gobierno Chino.
Esta actitud arrogante de EEUU, ya había tenido un precedente
el 17/03/2021 en una entrevista del periodista Stephanopoulos de la cadena
ABC-News al presidente de EEUU Joe Biden, éste en respuesta a una de las
preguntas afirmó que para él, el presidente de Rusia Vladimir Putin era un
asesino.
La respuesta de Rusia no se hizo esperar, llamó a su embajador
en EEUU a Moscú para tratar sobre las relaciones a seguir con EEUU. Por su
parte, el presidente ruso manifestó que en su opinión la respuesta de Joe Biden
fue una proyección de su propia personalidad hacia él, respuesta que en el
refrán castellano se conoce como "piensa el ladrón que todos son de su
condición", y propuso a Joe Biden, a una reunión en línea para
continuar sus discusiones sobre las relaciones bilaterales.
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Sería ingenuo e incongruente pensar que ambas provocaciones
estadounidenses no responden a una estrategia común de confrontación con Rusia
y China, y la forma en la que se han realizado de presentar mediáticamente a
ambas potencias como entes malvados revela el enfoque destinado a homogeneizar
a su ciudadanía en el derecho de EEUU a injerir en los asuntos de otras
naciones.
El discurso de EEUU sobre su autoarrogada supremacía para
dictar a los demás lo que deben hacer se sustenta en la ignorancia de una parte
de su población en los derechos de las naciones basados en la carta fundacional
de la ONU, y en el carácter ideológico claramente supremacista de otra parte de
su población.
Sobre ese sustrato, los poderes fácticos estadounidenses han
elaborado un discurso de ser el paladín de los derechos humanos, cuando EEUU es
la única potencia mundial que desde después de la Segunda Guerra Mundial tiene
en su haber millones de victimas fruto de sus guerras de agresión fuera de sus
fronteras, que le convierte en el campeón mundial de violación de los derechos
humanos a escala planetaria. Sin embargo, para la ciudadanía occidental ese es
un dato irrelevante en la violación de los derechos humanos, lo que denota el
grado de irracionalidad ideológica alcanzado.
EEUU es también el campeón mundial en la
injerencia en los asuntos de otras naciones, autoarrogandose el derecho
a escala mundial para determinar que gobiernos son o no democráticos y aplicar
políticas hostiles en consecuencia. Sin embargo, no tiene reparo en inventar
falsas historias de injerencia de otras naciones en su territorio para
acusarlas de violar su soberanía.
La mentira ha pasado a formar parte del discurso
estadounidense para justificar sus intromisiones y atrocidades fuera de sus
fronteras. La mentira de las armas de destrucción masiva que supuestamente
existían en Irak a principios de este siglo, no es un caso aislado, sino que es
un recurso sistemático para denostar a sus adversarios, como ha sido
recientemente contra Rusia el caso Navalny y la acusación de injerencia en las
elecciones de EEUU, y en el caso de China, con la acusación de la
existencia de campos de trabajo forzado en Xinjian o la vulneración de la
autonomía de Hong Kong.
En este escenario de ficción la pose
mediática para aparecer ante su ciudadanía como portador de valores
nobles, es otro recurso fundamental de su estrategia de dominación global, para
ello cuenta con el mayor aparato de propaganda mundial formado por las
corporaciones mediáticas occidentales, coordinadas todas en las cuestiones de
política internacional en el marco de la OTAN, las cuales, cuando se trata de
denostar a las naciones que no se someten al dictado estadounidense, ante una
consigna dada por EEUU son capaces en un solo día de hacer coincidir los
titulares de los miles de medios de comunicación occidentales
La perversión que nace de la ideología de la dominación
imperial de los poderes fácticos estadounidenses ha convertido a EEUU en una
nación imposible para la convivencia internacional. Sin embargo, ante la
emergencia internacional de otras potencias principalmente de Rusia y China, la
capacidad de agresión política económica y militar estadounidense se desvanece,
y su autoarrogado excepcionalismo se ha convertido en una desagradable y vacua
retórica, avalada solamente por las naciones satélites de EEUU en la OTAN.
EEUU es ya incapaz de emprender acciones prácticas contra
Rusia o China en la magnitud necesaria para erosionar a esas dos potencias, en
las que sus gobernantes e instituciones cuentan con un gran respaldo popular.
En el caso de Rusia, en el año 2014, EEUU lo intento con el apoyo al golpe de
Estado en Ucrania pero que en contra de sus previsiones derivó en una guerra
civil de secesión, en la que las repúblicas del Dombas se negaron a
reconocer la autoridad política de Kiev, y Crimea mediante un referéndum
popular decidió separarse de Ucrania, y posteriormente en otro referéndum la
población de Crimea por abrumadora mayoría optó por reincorporarse a su patria
secular: Rusia.
En el caso de China la campaña más agresiva de EEUU contra
esta nación se realizó bajo la anterior administración republicana con Donald
Trump como presidente, con la imposición de numerosos aranceles a las
exportaciones chinas a EEUU y vetos a determinadas exportaciones de EEUU a
China, siendo el de mayor impacto el que prohibió a los fabricantes de chips
estadounidenses su venta a China. Sin embargo, China en medio de la pandemia de
la Covid-19 ha sido capaz de ir sorteando la guerra económica de EEUU, siendo
el único país del G20 que terminó el año 2020 con crecimiento económico, y tal
vez, la lección más importante que China ha extraído de esa experiencia ha sido
su voluntad de conseguir la autonomía tecnológica para los sectores clave de su
economía, concretada en el XIV plan quinquenal (2021-2025).
Tanto Rusia como China, no son potencias que pretendan someter
a ninguna otra nación, por el contrario, las reiteradas declaraciones de los
máximos mandatarios políticos se basan en su intención de establecer relaciones
en pie de igualdad con todas las naciones del mundo fundamentadas en el respeto
mutuo y el beneficio recíproco. Por otra parte, estas dos naciones
tienen un futuro brillante en las relaciones entre ambas potencias y en las
potencialidades de desarrollo en la etapa pos-covid-19.
El espacio euroasiático ha venido fraguándose como el de mayor
desarrollo del mundo y sus expectativas crecerán, en el caso de China con la
implementación del Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional
(RCEP), formado por los 10 miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste
Asiático (ASEAN), más Australia, China, Japón, Corea del Sur y Nueva
Zelanda, y con la conexión comercial con la UE que ha permitido a China
convertirse en su principal socio comercial desbancando a EEUU. En el caso de
Rusia, por su capacidad de sobreponerse ante la adversidad, y también, porque
debido al deshielo del ártico y disponer de la flota de rompehielos más
importante del mundo, puede hacer transitable la
ruta marítima del Norte durante todo el año para buques de gran
tonelaje, lo que le otorgará una importancia crucial en el tráfico marítimo
mundial.
En una economía globalizada, EEUU no puede cambiar la
secuencia económica de que el beneficio empresarial se sitúe donde hay
crecimiento económico, y por ello, las empresas tenderán a invertir donde está
la demanda efectiva para sus productos, y en los próximos años el
crecimiento económico mundial se va a concentrar principalmente en la región
euroasiática y del Pacífico.
La economía Mundo en su formación está entrando en una
nueva fase, y EEUU no puede frenar el desarrollo económico fuera de sus
fronteras, por otra parte, la enorme maquinaria militar de la que dispone EEUU
también está quedando históricamente obsoleta pues las posibilidades de usarlas
con éxito contra sus adversarios ya no existen, por la respuesta a la que se
enfrenta.
Las dos guerras mundiales se produjeron en un momento
histórico en el que el espacio económico mundial se basaba en el reparto
mundial colonial entre potencias en áreas exclusivas de influencia, y la guerra
era un recurso de las diferentes potencias en su disputa por controlar las
mismas, pero tras la Segunda Guerra Mundial la descolonización y la
globalización económica acabaron con ese modelo y, en la actualidad, nadie
tiene nada que ganar en un guerra global.
EEUU, sin poder evitar que el rumbo económico global se
desplace al espacio euroasiático y del Pacífico, y sin el recurso de desatar
una gran guerra solamente le queda y le quedará durante un tiempo en sus
políticas de acoso a las naciones que no se rinden a su tutela, la ventaja que
le otorga el control internacional de las instituciones financieras y de su
moneda como divisa principal en las transacciones comerciales, y por ello, la
política de sanciones financieras y administrativas es su única opción, pero
ello no va a cambiar la voluntad de las naciones que aspiran a ser libres de
tutelas odiosas.
Su declive como potencia imperial la intenta tapar ante su
ciudadanía recurriendo en las relaciones internacionales a los grandes
gestos basados en la arrogancia, la mentira y la ficción. Su arrogancia
le ha llevado a congelar cualquier tipo de negociación con Corea del Norte. Su soberbia
le va impedir volver al Acuerdo Nuclear con Irán del 2015, y su locura
le puede llevar a congelar las relaciones con Rusia y China, pero esta pose
mediática no va a cambiar que en la etapa pos-covid-19 se abra camino un mundo
multipolar con el empuje principalmente de China y Rusia al que se sumaran
nuevas naciones con el probable retorno al gobierno en esta década en Latinoamérica
de las formaciones políticas democráticas populares.