Octubre 2014



27/10/2014

NOTICIA. Dilma Rousseff, tras su reelección presidencial el 26/10/2014 con el 51,64 por ciento de votos, abogó por mantener la paz, consolidar la unidad nacional y profundizar los cambios socioeconómicos.

Comentario

Brasil. Años decisivos

El proyecto latinoamericano a favor de un desarrollo económico con inclusión social e integración política regional está soportando la prueba del tiempo en las recientes elecciones presidenciales en Bolivia, Brasil y Uruguay. Brasil como mayor país regional es uno de los principales soportes sobre el que descansa el futuro del proyecto latinoamericano y también como miembro del BRICS constituye una de las bases en la construcción de un mundo multipolar y de igualdad en las relaciones internacionales.
La disputada campaña electoral entre la Presidenta, Dilma Rousseff, y el socialdemócrata, Aécio Neves, si bien se ha centrado principalmente en los temas políticos y económicos internos, el cambio en la Presidencia de Brasil hubiera supuesto un revés al proyecto de integración latinoamericana y el avance en la multilateralidad internacional.
Las propuestas de Aécio Neves de privatizar la banca pública y desligar a Brasil del proyecto integracionista regional como solución a los problemas económicos internos, estaban estrechamente relacionadas con la subordinación a los poderes políticos financieros que antaño rigieron los destinos de Brasil, el FMI y EEUU. La privatización de la banca pública brasileña hubiera permitido a las grandes corporaciones financieras neoliberales occidentales imponer un modelo de crecimiento donde los beneficios se situarían en manos privadas fuera de Brasil y, el abandono del proyecto integracionista regional suponía convertir a Brasil en una nación sin vocación internacional supeditada a la política hegemónica estadounidense. Pero, a pesar de las dificultades económicas por las que atraviesa Brasil, la mayoría de la población ha sabido entender que el futuro de Brasil para convertirse en una de las grandes naciones del mundo y tener un desarrollo económico con inclusión social estaba vinculado al apoyo de las fuerzas soberanistas lideradas por el Partido de los Trabajadores.
Sin embargo, la polaridad tan enorme entre las propuestas de Aécio Neves y Dilma Rousseff, hace necesario que en los próximos años el proyecto soberanista brasileño supere la actual división de la sociedad brasileña atendiendo desde el gobierno las demandas de quienes votaron a la oposición, para que el mismo se vuelva irreversible. Los años venideros van a ser también decisivos para que el proceso de integración latinoamericana se convierta en una realidad que impida una vuelta atrás, y Brasil como potencia regional deberá desempeñar el papel principal, para lo que habría que avanzar en: la construcción de un sistema financiero y monetario autónomo; el desarrollo de infraestructuras que faciliten el comercio entre naciones, y la construcción de una identidad política latinoamericana.
Todo camino de construcción nacional y regional tiene sus vicisitudes y quienes lo impulsan no están libre de errores, tal vez, en el caso de los gobernantes de Brasil y de su presidenta hayan tenido que ver con la pérdida de perspectiva en la definición y cumplimento de objetivos en la lucha contra la corrupción, la educación, el avance científico técnico, la construcción de infraestructuras etc., en definitiva, de un proyecto nacional integral de desarrollo
Pero los próximos años no solamente van a ser importantes para la definición de Brasil como una gran nación y para el avance en el proyecto latinoamericano de integración, sino que también como miembro del BRICS deberá jugar un papel en el área internacional. Cada miembro del BRICS tiene tres retos importantes en los próximos años: 1. su desarrollo como nación; 2. la articulación económica de sus espacios económicos regionales fomentando la integración y el desarrollo con las naciones vecinas, y 3. la transformación de la economía mundo para alcanzar una gobernanza económica mundial multipolar. En este proceso, cada miembro del BRICS debe ser eficaz en sus políticas internas y regionales pues de ello depende la fortaleza del conjunto en el área internacional, si uno falla el conjunto se debilita.
Las grandes corporaciones financieras internacionales y los gobernantes occidentales, tratan de impedir el fortalecimiento del conjunto BRICS e intentan debilitar individualmente a cada uno de ellos, principalmente a Rusia, China y Brasil. En el caso de Rusia, con las sanciones económicas; en el de China intentando crear tensiones con sus vecinos, y en Brasil apoyando a las fuerzas políticas unidas a los intereses de la banca occidental. Esta política de acoso a cada miembro del BRICS no puede ser indiferente entre ellos, pues la debilidad de uno es la debilidad de todos, por lo tanto, los BRICS precisan de una política de solidaridad que se debiera manifestar en ayudarse entre sí, tanto financieramente como en proyectos de infraestructuras, colaboración tecnológica, coordinación en asuntos internacionales, etc.

El lema, todos para uno, uno para todos, deberá ser el eje de actuación de los BRICS en los próximos años en los que, con toda probabilidad, se producirán importantes cambios en la formación de la economía mundo y la política mundial.

---------------------------------------------------



18/10/2014

NOTICIA. El 15/10/2014, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos Chuck Hagel en su intervención en la conferencia anual de la Asociación del Ejército de los Estados Unidos, afirmó que Washington debe hacer frente a Rusia y su moderno y competente Ejército.

NOTICIA. El 16/10/2014, en la inauguración de la cumbre del foro Asia-Europa (ASEM, por sus siglas en inglés) en Milán, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia Serguéi Lavrov, manifestó su preocupación por la falta de una cultura de búsqueda de compromisos que puedan ser la base para un trabajo en equipo eficaz.

Comentario

Geoestrategia de la dominación y geoestrategia de la colaboración

El 15/10/2014, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos Chuck Hagel en su intervención en la conferencia anual de la Asociación del Ejército de los Estados Unidos, señalo los desafíos militares que tiene EEUU, entre los que situó a Rusia, y el despliegue actual de las fuerzas terrestres estadounidenses en el mundo para afrontarlos.
Si bien ya no hay 150.000 soldados estadounidenses participando en guerras terrestres en Irak y Afganistán, un número casi idéntico de ellos todavía están desplegados en unos 150 destinos de todo el mundo. Esto incluye a los 80.000 soldados presentes en el área de Comando del Pacífico de Estados Unidos y cerca de 20.000 soldados en Corea del Sur listos para "luchar esta misma noche". "También hay 40.000 soldados bajo el Comando Central; 28.000 soldados en Europa y varios millares en África y América del Sur, a algunos de los cuales visité en Colombia la semana pasada".
----------

En la historia contemporánea, bajo la premisa del dominio global el concepto de geoestrategia ha formado parte de las potencias que aspiraban a ser el centro rector de la economía mundo fundamentándose en tres pilares: el dominio económico basado en un centro rector y una periferia subordinada; la hegemonía cultural basada en valores civilizatorios supremacistas (políticos, culturales o religiosos) y, en última instancia, el poder militar para someter mediante la amenaza, las sanciones o la guerra a los países o sectores sociales rebeldes a la tutela de la potencia rectora.
Desde la Primera Revolución Industrial hasta la Segunda Guerra Mundial los centros de poder mundial se ubicaron en Europa en una relación colonial con el resto del mundo basado en áreas de influencia según imperios. La disputa entre potencias por erigirse en centro único rector mundial desembocaría en dos Guerras Mundiales.
Tras la Segunda Guerra Mundial los centros de poder mundial pasaron a localizarse en EEUU y Rusia. En la posguerra, el vacío de poder dejado por el desplazamiento de los antiguos imperios europeos favoreció la emancipación de los territorios sometidos colonialmente y su proclamación como naciones soberanas. Los nuevos países se alinearían en tres corrientes, los situados bajo la órbita soviética, los alineados con EEUU y los que se mantuvieron relativamente neutrales.
El modelo civilizatorio de confrontación por controlar el mundo desde un Centro Rector no cambiaría y daría lugar a una prolongada Guerra Fría entre Rusia y EEUU. Rusia lo haría a través de: 1. promover la desconexión del sistema capitalista mundial creando un área de influencia económica basada en la estatalización de la economía; 2. su proyección política y cultural con la propagación de los postulados del socialismo soviético en la que Rusia tenía su centro rector; 3. el desarrollo de su poder militar de forma global con la presencia militar en los países bajo su tutela. Por su parte, EEUU lo haría con: 1. la subordinación de los países en desarrollo a ser suministradores de materias primas y de mano de obra barata; 2. su proyección política y cultural erigiéndose en defensor mundial de la democracia liberal, y 3. desarrollando también su poder militar de forma global y con la presencia militar en los países bajo su influencia.
Si bien, durante la Guerra Fría no llegó a producirse una confrontación militar directa entre Rusia y EEUU, la rivalidad entre ambas potencias se manifestaría apoyando a las partes enfrentadas en la Guerra de Corea (1950-1953); la Guerra de Vietnam (1965-1975), y la guerra de Afganistán (1978-1992), a su vez, en las respectivas áreas de influencia de ambas potencias también se produjeron cambios importantes. En el área de influencia soviética el cambio más importante sería la ruptura chino soviética que situaría a China fuera de la influencia de Rusia, y en segundo lugar, el surgimiento de un movimiento político en los países del este europeo contrario a su dependencia de Rusia. En el área de influencia estadounidense los cambios más relevantes se producirían en Latinoamérica donde EEUU para frenar los avances de los movimientos de izquierda tuvo que apoyar a siniestras dictaduras, conformándose en todo Latinoamérica un movimiento social y político contrario al dominio estadounidense que apoyado en oligarquías apátridas mantuvieron en el subdesarrollo a la mayoría de la población.
En la última década del siglo XX, con el desplome de la Unión Soviética desapareció uno de los dos centros rectores mundiales, y los países del Este Europeo que dependían del Centro Ruso optaron rápidamente por la desvinculación de Rusia y, Alemania, dividida por la Guerra Fría, pudo reunificarse. La concepción geoestratégica basada en la premisa del dominio global quedó solamente en manos de una potencia: EEUU, que pasó a reformular la misma para ampliar sus postulados de subordinación al resto del mundo, incluida Rusia.
El impulso de EEUU en el desarrollo de una geoestrategia para el dominio global se basaría en reforzar el modelo de su supremacía económica, cultural y militar mundial. En el ámbito económico a través de promover un ciclo consumista centrado en los países desarrollados cuyos beneficiarios eran las grandes corporaciones financieras occidentales, relegando a los países en desarrollo a permanecer como suministradores de materias primas y mano de obra barata; en el ámbito cultural, destacando su excepcionalidad política y económica mundial como justificación para invadir o desestabilizar países que no se avenían a su tutela, y en el plano militar extendiendo su presencia en los países del este europeo a través de la ampliación de la OTAN,  y en el Oriente Medio desestabilizando la región para controlar los centros productores de combustibles fósiles, lo que le llevaría a invadir Afganistán e Irak y acosar a Irán con sanciones económicas, política que en la actualidad persiste contra Siria.
No obstante, la pretensión estadounidense de erigirse en el rector indiscutible mundial entró en colisión con el soberanismo de otras potencias que renacían con vigor tras la Guerra Fría, principalmente China y Rusia, y en América Latina con los movimientos de izquierda. En el caso de China, la fuerza de la soberanía nacional que se había fraguado contra la invasión japonesa no podía ser rendida por las ambiciones estadounidenses; en el caso de Rusia, el estado de postración que como nación había caído en los años noventa traería un auge de las fuerzas soberanistas rusas que se impondrían a las oligarquías apátridas uncidas a los intereses de EEUU; paralelamente en Latinoamérica cobrarían fuerza los movimientos soberanistas de izquierda y, en el Oriente Medio, se consolidaría el eje de resistencia formado por Irán, Siria y Líbano.
Estas fuerzas políticas emergentes que se fraguaron latentemente en la última década del siglo XX, que comenzaron a manifestar su poder político y económico en la primera década del siglo XXI, tomaron un auge inesperado tras la crisis económica global del ciclo neoliberal (1973-2008). La paralización económica de los países desarrollados a pesar de incidir negativamente en los países en desarrollo ha constituido un revulsivo para su transformación económica, principalmente en China, que se encuentra inmersa en un cambio de su modelo económico básicamente manufacturero y exportador, a otro complementado con la promoción del consumo interno y el impulso para la transformación definitiva de la sociedad rural a urbana, lo que supone una modernización estructural de calidad de toda su economía.

No obstante, ni el ascenso de China ni su progresiva alianza con el resto de los BRICS supone que ninguna de estas potencias pueda ni quiera reeditar el viejo modelo de crear un nuevo centro rector de dominación mundial. El último vestigio civilizatorio de esta tradición es EEUU y su fuerza sigue rigiendo todavía los destinos del mundo, y esta potencia no puede evitar ser presa de su propia naturaleza imperialista que marca su destino, lo que le lleva de manera continua a persistir en su geoestrategia global de dominación económica, cultural y militar mundial.
La geoestrategia de la dominación se justifica en la necesidad de tener un oponente y, EEUU, no tiene ya oponente y debe recurrir a inventarse enemigos globales para justificar ante sus ciudadanía y la de los países con gobiernos bajo su influencia, de que está luchando contra las ambiciones de otras potencias, lo que le impulsa a promover un poderoso aparato de propaganda reviviendo falazmente en los medios de comunicación, en el cine y en la cultura  el esquema civilizatorio de confrontación entre potencias que, si bien en el siglo XX dio lugar a dos cruentas guerras mundiales y al periodo de la Guerra Fría, actualmente no existe.
Pero el hecho de que ya ninguna de las potencias más importantes del mundo, como son China y Rusia, no puedan ni pretendan constituir un nuevo centro rector mundial no implica que hayan renunciado a una geoestrategia global. El mundo se ha vuelto tan interconectado que toda potencia tiene la responsabilidad de tener una visión global que por oposición a la geoestrategia de la dominación global desde un centro rector, solamente puede basarse en una geoestrategia de destino compartido y de colaboración entre naciones, y es en ella en la que se sitúan los BRICS y los países en desarrollo que aspiran a un desarrollo económico soberanista.
La geoestrategia de la colaboración está en construcción y por ello precisa ampliar su bagaje intelectual, mediático, cultural y artístico a nivel mundial. Si bien, la respuesta a los graves problemas que atenazan a la humanidad de subdesarrollo, guerras y deterioro medioambiental, actúan a favor del avance de las naciones que apuestan por la geoestrategia de colaboración.
A diferencia, la geoestrategia de la dominación cuenta con el pasado histórico y la tradición intelectual de haber sido la que ha guiado los destinos de la humanidad en los últimos siglos, y ello, pesa de forma importante en la percepción de gobernantes, analistas internacionales y políticos, principalmente de los países más industrializados que temen la posible pérdida de su estatus mundial, lo que les induce a resistirse a los cambios y a considerar la geoestrategia de la colaboración entre naciones como la emergencia de otro poder de dominación mundial.
El pasado de las potencias que fueron imperios no puede cambiarse y acentúa la percepción negativa que unas naciones puedan tener de otras como, por ejemplo, es el caso del enfoque que las élites políticas y oligárquicas de algunos países del Este europeo hacen de su pasado bajo la URSS, y lo siguen extrapolando a Rusia, cuando los hechos muestran que Rusia ha superado ese periodo de su historia para proyectarse en un mundo multipolar. Y paradójicamente, estas élites han pasado a añorar las cadenas que cercenan la soberanía de sus países, pero esta vez bajo la tutela estadounidense. De manera diferente, en Latinoamérica, la percepción de opresión por parte de EEUU está llevando a que las naciones que la componen se hayan embarcado en hacer de la dignificación de su soberanía su principal seña de identidad, y a situarse en la geoestrategia de la colaboración entre naciones.

El valor de la soberanía de las naciones es el mayor escollo político para el avance de la geoestrategia de la dominación, y por ello, las naciones que hacen de la soberanía su principal valor político son las más acosadas por EEUU. La retórica estadounidense sobre la democracia es una falsedad pues no existe democracia sin soberanía, la soberanía de la nación es lo primero, porque  cuando la soberanía está mediatizada por un centro rector de dominación foráneo es una soberanía tutelada y el poder democrático del pueblo no puede ejercerse libremente.


------------------------------------------------




13/10/2014

NOTICIA. Los días 16 y 17 de octubre la ciudad italiana de Milán acogerá la X Reunión Asia-Europa (ASEM)

Comentario

De Lisboa a Vladivostok

El 11/10/2014, en varias ciudades europeas se realizaron manifestaciones en contra del Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión (ATCI), que eliminaría las barreras comerciales entre la UE y EEUU. El tratado establecería un área de libre comercio entre las dos economías mayores de mundo la UE y EEUU que juntas representan el 45% del PIB mundial.

Los días 16 y 17 de octubre la ciudad italiana de Milán acogerá la X Reunión Asia-Europa (ASEM) a la que asistirán entre otros mandatarios, el presidente de Rusia Vladímir Putin, la canciller de Alemania, Angela Merkel, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el primer ministro Chino, Li Keqiang. La reunión servirá para establecer puntos de coincidencia para fortalecer las relaciones económicas entre Asia y la UE, en la que China propondrá dar un impulso a la construcción  del Cinturón Económico Ruta de la Seda y de la Ruta de la Seda Marítima para Unir el espacio asiático, euroasiático y la UE.
Previo a la reunión, Li Keqiang, realizó una visita oficial de tres días a Alemania durante la cual se firmaron acuerdos sobre fabricación de automóviles, energía limpia, comunicaciones móviles y, se acordó, la participación alemana en China en proyectos de urbanización, industrialización, informatización y modernización agrícola, que son las prioridades futuras de China. Li Keqiang también ha visitado Rusia para la firma de acuerdos en energía, navegación satelital, construcción de infraestructura y desarrollo conjunto de grandes aviones.
--------
La UE sumida en una atonía económica de varios años no es capaz por si misma de revitalizar su economía y precisa abrirse a proyectos externos que le permitan ampliar mercados donde vender su productos. En esta coyuntura la UE tiene la oportunidad de inclinarse por dos proyectos, el Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión (ATCI) promovido por EEUU, o un proyecto euroasiático en el que Rusia y China fueran los socios más importantes.
El proyecto para establecer una cooperación entre la UE, el espacio euroasiático y China no resulta del agrado de EEUU, pues el éxito de ese proyecto desligaría a la UE de la tutela estadounidense, por el contrario, el acuerdo de libre comercio de la UE con EEUU situaría a EEUU en una situación de ventaja competitiva, particularmente en el sector agrario por estar fuertemente subvencionado en la UE.
Tras la crisis política en Ucrania y las sanciones a Rusia, EEUU ha puesto a la UE en una disyuntiva que dificulta la materialización de cualquier proyecto euroasiático, e indirectamente fuerza a que la UE tenga que inclinarse hacia el Tratado de libre comercio con EEUU. No obstante, este proyecto a pesar de que uniría las dos economías más importantes del mundo como son EEUU y la UE, no asegura el crecimiento económico de la UE. En una situación de estancamiento económico como la que padecen las economías de los países desarrollados, la solvencia económica de las empresas, ante la imposibilidad de ampliar su cartera de pedidos, solamente puede realizarse por absorción de unas empresas por otras, y la UE en el marco del Tratado de libre comercio con EEUU se situaría en una situación de desventaja competitiva y las empresas y sectores económicos pasarían a ser absorbidos por las empresas estadounidenses, lo que implicaría: la destrucción de numerosas pequeñas y medianas empresas en los países europeos; la ruina para numerosos productores agrarios, y la privatización de servicios públicos como la sanidad. En definitiva, el Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión supondría un buen negocio para las grandes corporaciones estadounidenses y un mal negocio para los empresarios y trabajadores de la UE.
De manera diferente, el proyecto de abrir la UE a los mercados euroasiáticos es un proyecto que permitiría a las empresas de la UE, sin cambiar la actual estructura competitiva y fiscal, ampliar su cartera de pedidos al beneficiarse del crecimiento económico de los países asiáticos. El proyecto de unir el espacio económico desde Lisboa hasta Vladivostok propuesto en varias ocasiones por los dirigentes rusos que, a su vez, encaja con el proyecto de China de la construcción  del Cinturón Económico Ruta de la Seda supondría abrir unas expectativas de crecimiento para toda la UE, y particularmente para Alemania debido a su potente industria exportadora.
La crisis de Ucrania ha sido exagerada artificialmente por EEUU lo cual ha provocado un fuerte descontento entre el empresariado alemán. De manera diferente, Gran Bretaña es claramente favorable a la iniciativa del Tratado de libre comercio entre EEUU y la UE, pues del mismo se beneficiaría su sector financiero. Hasta ahora, la pugna soterrada entre los intereses británicos ligados a EEUU y los intereses del empresariado alemán ligados a un entendimiento económico con Rusia y China, no ha salido a la luz, y el resto de países de la UE por el seguidismo hacia EEUU todavía carecen de un criterio propio, aunque con el paso del tiempo tendrán que posicionarse: o por la postura alemana de apertura hacia el espacio euroasiático, lo que supone la superación de la crisis en Ucrania y el freno al proyecto del Tratado de libre comercio con EEUU, o por el contrario, deberán alinearse con la postura británica y estadounidense abiertamente favorables a la implementación del Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión y, la oposición, al desarrollo del cualquier proyecto de creación de un espacio económico euroasiático, lo que implica mantener activo el conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia.

La crisis económica está reduciendo el espacio de crecimiento económico de los países desarrollados y EEUU por ser el más fuerte, puede estar pensando en devorar económicamente a sus propios aliados.

-----------------------------------------------



02/10/2014

NOTICIA. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió el 01/10/2014 de los riesgos del “crecimiento excesivo” del sistema bancario paralelo o en la sombra “shadow banking”.

NOTICIA. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, el 02/10/2014 en el foro de inversiones “Rusia Llama” calificó de “desatinada” la política de sanciones que afecta la labor de empresas occidentales en mercados extranjeros.

Comentario

La economía destructiva

El Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe publicado el 01/10/2014 advirtió de los riesgos del crecimiento extraordinario de las cifras manejadas por el sistema bancario paralelo o en la sombra “shadow banking”, cuyas sumas han llegado a unos 60 billones de dólares, y están muy cerca de los 72,1 billones del Producto Interior Bruto (PIB) mundial en 2013, considerando que ello puede poner en peligro la estabilidad financiera de los grandes países industrializados, en particular Estados Unidos.
El 02/10/2014, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en una intervención en el foro de inversiones “Rusia Llama” consideró que la política de sanciones occidentales, desde el punto de vista económico, son desatinadas ya que disminuyen la competitividad y, en un mercado tan prometedor como el ruso, dejan vacantes a competidores, a la vez que las mismas violan los principios fundamentales de la Organización Mundial del Comercio, de la economía de mercado y de la competencia, y minan la confianza en las instituciones financieras internacionales.
------------

Los grandes países industrializados están inmersos en un círculo de sinergias económicas destructivas que paralizan su crecimiento económico y el crecimiento mundial y que responden, en general, a dos impulsos económicos: El aumento del depósito de la renta inversión mundial en la banca en la sombra favorecida por la desregulación financiera internacional, y la política de sanciones económicas y de contención contra terceros países.

La banca en la sombra y la desregulación financiera internacional

El sistema bancario en la sombra, por no estar sometido a regulaciones, en un ciclo económico alcista como es en la actualidad en algunos países emergentes que tienen una fuerte demanda económica y un sistema bancario muy regulado (como es el caso de China), si actúa dentro de unos límites puede ser coyunturalmente útil para estimular la demanda de bienes y servicios, pero en los países industrializados más importantes en medio de una prolongada situación de estancamiento económico y sin posibilidad de reeditar un nuevo ciclo consumista como el que precedió a la crisis del 2008 está teniendo un efecto pernicioso para su economía.
Su efecto destructivo, viene determinado por la forma de concentración de la renta inversión a escala mundial, pues debido a la desregulación bancaria internacional  ha permitido a los detentadores de capital situar la enorme concentración de la riqueza del ciclo alcista, previo al 2008, en paraísos fiscales o en fondos opacos fuera del control de los Estados. Esta renta inversión globalizada que actuó como motor de crecimiento hasta la crisis del 2008, tras el agotamiento del modelo de crecimiento económico consumista de los países desarrollados ya no puede actuar como estímulo al crecimiento, y su actividad se orienta a obtener intereses especulando con las deudas soberanas.
La deriva económica de rentabilizar la renta inversión especulando con las deudas soberanas está introduciendo una dinámica económica involucionista en los países industrializados, pues, los intereses de la deuda actúan como freno a la capacidad adquisitiva de las clases medias y, por lo tanto, al consumo y a la inversión en actividades productivas.
La concentración de la renta inversión en muy pocas manos impide que sus poseedores puedan estimular el consumo, pues los millonarios del planeta por mucho derroche que hicieran en consumo de lujo no es suficiente para estimular el crecimiento del PIB de ninguna nación. La única manera de traducir la renta inversión en renta consumo sería que los Estados tuvieran el control internacional sobre la renta inversión para poder actuar fiscalmente y destinarla a estimular la demanda efectiva y las actividades productivas lo que propiciaría un ciclo alcista económico, en el cual, los bancos podrían detraer plusvalías del crecimiento y sanear sus cuentas y, los Estados, al haber más productos en el mercado y más actividad económica verían incrementados  sus ingresos por el Impuesto del Valor Añadido, con lo que la deuda soberana podría ser mitigada por los propios ingresos del Estado sin recurrir al continuado endeudamiento y progresivos recortes en el gasto.
Pero ante la incapacidad demostrada hasta el momento del G20, para dictar normas de regulación financiera internacional que devolviera a los Estados el poder del control fiscal financiero, el ciclo involucionista continuará y, a la postre, la ingente renta inversión depositada en fondos opacos puede convertirse en una gran burbuja sin valor ante la imposibilidad de los estados de pagar los intereses de la deuda por contracción del crecimiento.
La desregulación financiera internacional le otorga todo el poder a la oligarquía financiera internacional siendo la que maneja los demás resortes de poder: políticos, financieros y mediáticos en los países desarrollados y, al pretender a ultranza defender su control sobre la renta inversión escamoteándola del control de los Estados, está paralizando la economía mundial, habiéndose convertido en la clase social internacional que representa el principal freno al desarrollo económico, lo cual  genera dos tendencias, por una parte, la pérdida de la iniciativa económica de los países industrializados y, por otra, que la iniciativa en el desarrollo de las fuerzas productivas mundiales la tomen los países emergentes.

La política de sanciones económicas y de contención de los países desarrollados contra terceros países

La prolongada crisis económica de los países desarrollados y la emergencia de países con capacidad para liderar el crecimiento mundial agrupados principalmente en los BRICS está haciendo temer a los países que han liderado la economía mundial desde la primera revolución industrial que puedan ser progresivamente eclipsados, ello les está llevando a una política de contención política y económica de los países emergentes.
Esta tendencia de crecimiento económico liderado por los países en desarrollo más dinámicos supone el inicio del fin del modelo económico que ha venido rigiendo la economía mundo basado en un centro rector occidental que ha concentrado la riqueza acumulada de dos siglos. El incipiente cambio de este paradigma económico mundial supone también un cambio político, pues la fortaleza económica de los países en desarrollo a la postre es sinónimo de fortaleza política y, por lo tanto, la contención política y económica de las potencias emergentes es el principal objetivo de la clase financiera y política de los países desarrollados, principalmente de Rusia y China pues su estrecha colaboración en el ámbito económico, supone complementar el potencial tecnológico de ambas potencias, la experiencia manufacturera de China y la potencia energética de Rusia.
El acosó a Rusia forma parte de esa política de contención, las sanciones económicas pretenden doblegar a Rusia para que cambie sus aspiraciones de desarrollo soberanista y retorne al papel de dependencia de Occidente de los años noventa bajo el mandato de Boris Yeltsin y de los grandes oligarcas rusos, pero las sanciones están sirviendo para hacer ver a Rusia los puntos vulnerables que le impiden tener una soberanía económica como es principalmente su excesiva dependencia del sistema financiero internacional, y a su vez, están sirviendo para estimular su determinación de implementar medidas que le permitan ser internacionalmente competitivo financieramente.

La dinámica económica destructiva viene determinada por la codicia de los sectores financieros y la clase política que les representa y que impiden que se lleve a cabo una regulación financiera internacional que les pudiera despojar de la ingente renta inversión acumulada en la sombra, y por el temor de ser históricamente relegados de su dominio económico mundial por los países emergentes.
Esta política económica destructiva de los países desarrollados debiera impulsar a los países emergentes y los países en desarrollo a ir forjando un mundo paralelo de relaciones económicas a través del intercambio comercial entre sus propias divisas, la coordinación de sus conocimientos tecnológicos, la promoción de instituciones económicas comunes.., lo que puede permitir que, en la medida que esa coordinación económica gane en fortaleza económica lo sea también política, y pueda alumbrar un nuevo orden económico y financiero mundial orientado a fomentar el desarrollo de todas las naciones.