01/09/2019
NOTICIA. El Cambio Climático vuelve a
ser protagonista en la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU del 23 de
septiembre del 2019.
El
cambio climático y el modelo económico global
La cumbre sobre la Acción Climática organizada por la
ONU, el 23 de septiembre del 2019, se realiza para dar un impulso a los acuerdos
del París del 2015 sobre el clima. La convocatoria ha venido acompañada de un
llamamiento a todos los líderes mundiales para profundizar en sus compromisos
con las acciones a tomar, en la consideración de que las emisiones a nivel
mundial están alcanzando unos niveles sin precedentes, y porque sus efectos son
ya notoriamente perceptibles en el clima global, con los últimos cuatro años
registrados como los más calurosos de la historia, y las temperaturas
invernales del Ártico con un aumento de 3°C desde 1990.
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Desde el punto de vista global la
concentración de gases de efecto invernadero no entiende de fronteras, un país
puede reducir sus emisiones, pero de poco sirve si otros las incrementan, al
final lo que cuenta es el saldo entre el total de emisiones globales y la
absorción de parte de las mismas por sumideros naturales o artificiales. El
parámetro que mide ese saldo se calcula en las partes
por millón
(ppm) que representa la concentración de
cada gas en el conjunto del aire atmosférico.
El incremento de las ppm de los
principales gases de efecto invernadero, particularmente del CO2,
por ser el gas que más contribuye al mismo, ha sido constante, como se puede
observar en las mediciones comparadas de la era preindustrial y el año 2016.
Fuente:
Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). Elaboración propia.
El CO2, con el 59,80%
es el gas que más contribuye al forzamiento radiativo que incrementa la
temperatura, seguido del CH4 (metano) que lo hace con el 19,20%. El
incremento del CO2 en el año 2016 respecto de 1750 fue del 144%, y
el del CH4 del 221,3%.
Desde el año
1959 se tienen datos diarios de la concentración de CO2 en el aire
atmosférico registrados por la institución National Oceanic Atmospheric
Administration (NOAA),
lo que ha permitido medir su incremento con precisión.
Incremento
del CO2 en el aire atmosférico por quinquenios tomando como
referencia el último año del quinquenio
La acumulación
del CO2 en el aíre atmosférico, tal y como marca la línea de
tendencia en el siguiente gráfico, no se ha frenado a pesar de los acuerdos
suscritos, como el protocolo de Kioto y la conferencia de París del 2015. Los
dos únicos acontecimientos que moderaron esa escalada en el último medio siglo
han sido: 1. la crisis del petróleo de 1973 en la que tuvo lugar un importante
aumento de los precios del petróleo que produjo una fuerte contracción de la
demanda, y 2. el desmantelamiento de gran parte de la industria soviética a
principios de la década de los noventa tras el final de la URSS, que supuso,
según fuente de EIA, que
el conjunto de los países de la antigua URSS pasaran de emitir 3.820,85
millones de toneladas de CO2 en el año 1991, a 2.134,39 en
1998, un 45% menos.
Tendencia
del CO2 en el aire atmosférico por quinquenios
Fuente. NOA. Elaboración propia
El protocolo de
Kioto, fue el principal acuerdo suscrito para la reducción de emisiones de CO2,
y el único hasta ahora que ha estado en vigor plenamente por sus firmantes
(2005-2012), pues los acuerdos de París del 2015, sobre el cambio climático,
del que EEUU se ha desvinculado, siguen sin concretarse en la práctica.
La
implementación del protocolo de Kioto entró en vigor el año 2005 al ser
suscrito por las 55 naciones que sumaban el 55% de las emisiones globales de
gases de efecto invernadero, sin embargo en el balance final del mismo, se ha
demostrado que una cosa es suscribir un tratado y otra cumplirlo.
El Protocolo de
Kioto estableció el objetivo para que en el año 2012 las emisiones de CO2
se hubieran situado en un 5,2% por debajo de las de 1990, pero como se puede
apreciar en el siguiente gráfico las emisiones de CO2 a la
atmósfera continuaron incrementándose, y quedó ampliamente incumplido con una
desviación por incremento de emisiones del 59% respecto del objetivo marcado.
Fuente. Energy
Information Administration / International Energy Outlook
Las cumbres
sobre el cambio climático debieran partir de una revisión de los objetivos
incumplidos y de las causas que han impedido su materialización, cuestión que
se debiera haber realizado en la Cumbre de París del 2015, respecto del
protocolo de Kioto, pero no se hizo. Esa deliberada omisión, es debido a la
incapacidad de los representantes de las naciones en abordar la contradicción
entre crecimiento económico y emisiones de CO2 por ser, en el conjunto de la economía
mundial, la fuente de energía utilizada para su conversión en trabajo
productivo en más de un 80% procedente de los combustibles fósiles. Esta
es una realidad que determina que los gobernantes antepongan el desarrollo
económico a la limitación de emisiones de gases de efecto invernadero, y que ha tenido como consecuencia que se produzca en las últimas décadas una liberación masiva de estos gases a la atmósfera, principalmente de CO2.
La rentabilidad
de las energías fósiles, frente a las energías limpias como la hidráulica,
solar y eólica, se consigue porque la emisión de gases de efecto invernadero a
la atmósfera se realiza sin ningún coste, y en el caso de que un país decidiera
aplicar unilateralmente costes a las emisiones destinados a la captura del CO2,
perdería competitividad en el mercado global, por lo que la externalización de
costes en forma de libre emisión de gases de efecto invernadero es parte
intrínseca del sistema económico
competencial global.
Las diferencias
en la productividad técnica entre países desarrollados y en desarrollo permite
a los primeros subvencionar energías limpias sin perder posiciones en su
competitividad global, por lo que la tendencia en estos países es a una
progresiva disminución de las emisiones de CO2 per cápita; por el
contrario, en los países en desarrollo sin esta ventaja económica el
crecimiento económico está asociado a un incremento de las emisiones de CO2
per cápita, de tal manera que la tendencia global se orienta hacia una
disminución de las emisiones de CO2 per cápita en los países
desarrollados y a un incremento en los países en desarrollo que tienen el 83%
de la población mundial, y por lo tanto, en el conjunto global, las emisiones
de CO2 seguirán incrementándose, de tal manera que de continuar la
tendencia actual, hacia mediados del presente siglo las emisiones de CO2
pueden llegar a incrementarse en un 38% respecto de los 30.834,4 millones de
toneladas métricas emitidas en el año 2010, tal y como se puede ver en el anexo 1.
La sustitución
del vigente modelo económico competencial por otro subordinado a las
prioridades medioambientales, solamente sería posible en el marco de un acuerdo
del conjunto de naciones y una estricta regulación técnica y jurídica global,
con el fin de implementar a escala planetaria una amplia red de sumideros
naturales y artificiales de CO2, adecuando el funcionamiento de la
economía competencial global a esa nueva realidad de internalización de los
costes de las emisiones de CO2, lo cual posibilitaría abordar con
éxito el núcleo de la contradicción entre desarrollo económico global y Cambio
Climático.
Sin embargo, el
camino hacia ese necesario cambio civilizatorio de gobernación mundial en la
actualidad está bloqueado debido a la prevalencia de la cultura de la
dominación de las potencias desarrolladas, agrupadas en el G7, principalmente
de EEUU, de dictar sus políticas al resto de naciones por medio de la guerra o
de las sanciones económicas, lo que suscita la desconfianza con el resto de
naciones e impide el avance hacía un marco internacional basado en la cultura
de la colaboración y el beneficio mutuo compartido.
Mientras la
secular ideología hegemónica occidental de regir los destinos del mundo sea
predominante: 1. la desconfianza entre naciones seguirá determinando las
relaciones internacionales; 2. la cultura global de colaboración permanecerá
relegada; 3. el modelo económico competencial de externalización de costes en
forma de emisiones de gases de efecto invernadero se mantendrá vigente, y 4. la
barbarie medioambiental continuará.
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ANEXO 1
Tendencia de las emisiones de CO2 y la
emisiones de CO2 per cápita en los países desarrollados (OCDE) y en
desarrollo (no OCDE) (2010-2050)