NOTICIA. El 08/11/2017 , el Ejército Árabe Sirio y sus aliados liberaron Abukamal, la última
urbe bajo el control del Estado Islámico en territorio sirio. (Ver nota al pie del artículo).
Comentario
Siria - Irak. El encuentro de la victoria
La
recuperación de Abukamal del dominio del Estado Islámico ha venido siendo
para el gobierno sirio un hito porque se trataba de la última ciudad importante
que estaba bajo el control de esta organización terrorista.
El 5 de
septiembre el Ejército árabe sirio rompió el bloqueo de Deir Ezzor que el Estado
Islámico había sometido al centro de la ciudad durante tres años. El 10 de
septiembre las fuerzas gubernamentales rompieron la resistencia del Estado Islámico en el
Sur de Deir Ezzor. El 3 de noviembre el Mando militar sirio anunció la completa
liberación de Deir Ezzor, y por fin, el 08/11/2017 , con la toma por el ejército sirio y sus aliados de Abukamal, se pone
fin al dominio del Estado Islámico en todas las ciudades de relevancia en
Siria.
Fuente: Google Earth. Elaboración propia
La
liberación de Abukamal ciudad fronteriza con Irak ha coincidido con la
progresiva expulsión por parte del ejército iraquí de los combatientes del
Estado Islámico de Al-Kaim, ciudad iraquí fronteriza con Siria a una distancia
de 20 kilómetros de Abukamal por la carretera que bordea la ribera
occidental del río Éufrates. La coordinación de ambas ofensivas por el Este y
el Oeste había dejado embolsado a los combatientes del Estado Islámico en un
área de 200 km2.
La colaboración de las fuerzas iraquíes y Sirias fue confirmada por el mando sirio tras la toma de Abukamal que reveló que en las operaciones para liberar la ciudad habían participado el ejército iraquí y las fuerzas populares iraquíes Al-Hashad Al-Shabi.
Abukamal, simbólicamente ha representado el encuentro de la victoria de Irak y Siria sobre una de las organizaciones más crueles y totalitarias que ha conocido la humanidad.
La colaboración de las fuerzas iraquíes y Sirias fue confirmada por el mando sirio tras la toma de Abukamal que reveló que en las operaciones para liberar la ciudad habían participado el ejército iraquí y las fuerzas populares iraquíes Al-Hashad Al-Shabi.
Abukamal, simbólicamente ha representado el encuentro de la victoria de Irak y Siria sobre una de las organizaciones más crueles y totalitarias que ha conocido la humanidad.
Fuente: Google Earth. Elaboración propia
Paradójicamente,
la victoria del ejército sirio y el ejército iraquí que han desalojado al Estado
Islámico de todas la zonas urbanas de Siria e Irak, no ha sido motivo de
alegría en los países de la OTAN, cuyos medios de comunicación han obviado este
importante paso contra el Estado Islámico a pesar de considerarlo como su
principal enemigo en numerosas ocasiones.
Este
silencio, pone de manifiesto la hipocresía de los países de Occidente junto con
la monarquías árabes e Israel quienes no pueden ya ocultar que les preocupa más
el avance del ejército sirio y sus aliados que la derrota definitiva de esta
organización terrorista. Israel no ha ocultado su desagrado con los avances del
gobierno sirio contra el Estado Islámico pues teme que la liberación de la
carretera que une Irak con Siria a través de Al-Kaim (Irak) y Abukamal (Siria)
deje expedita la conexión logística desde Irán hasta el Mediterráneo lo que va
a permitir un fortalecimiento de las capacidades militares regionales de Irak
y Siria y una vía para su recuperación económica, lo cual va en contra de la estrategia de Israel
de mantener a estas dos naciones sumidas en el caos para disponer de un mayor
dominio en la región.
Los
ataques aéreos de la ilegal "coalición internacional" liderada por
EEUU en Siria, solamente han sido efectivos contra el Estado Islámico cuando se
trataba de posibilitar el avance del nuevo aliado de EEUU en Siria, las FDS,
formadas por una alianza de combatientes árabes y kurdos que ocupan un amplio
territorio en el Noreste de Siria, pero esta coalición no ha dudado en favorer el desplazamiento de los
combatientes jihadistas a la línea de combates contra el ejército sirio. En octubre las
FDS, con la ayuda aérea de la "coalición internacional", tomaron el
control de la ciudad de Al-Raqa (Norte), y en la actualidad tras la reconquista
por el ejército sirio y sus aliados de Deir Ezzor y Abukamal, las fuerzas
sirias están estacionadas en la parte occidental del Éufrates, Mientras que las
FDS se concentran en la parte oriental de este río.
Con la toma de Abukamal, por parte del ejército sirio la presencia del Estado Islámico en
Siria ha quedado limitada a unas escasas
zonas rurales de la provincia de Deir Ezzor. Ahora se abre una nueva fase de la
guerra en la que el Ejército sirio deberá centrar su atención en Idlib, último
bastión de los grupos armados en Siria principalmente de la alianza terrorista
Hayat Tahrir Al-Sham, liderada por el Frente Fath Al-Sham (antiguamente
conocido como Frente Al-Nusra) vinculado a Al-Qaeda.
Por otra parte, en los territorios
liberados del Estado Islámico por los
gobiernos Sirio e Iraquí y las FDS, se abre una etapa de consolidación civil
y militar de su victoria y de recuperación de las
infraestructuras, que en el caso de Siria están enormemente resentidas, no solo
por los efectos de la guerra, sino porque la acción militar de la "coalición
internacional" en Siria ha estado orientada a la destrucción de
infraestructuras vitales como puentes y vías de comunicación, con el propósito
de arruinar económicamente este país como parte de su estrategia neocolonial
para intentar derrocar al gobierno sirio.
Tanto a
las FDS como al gobierno sirio les interesa llegar a un acuerdo político que
garantice la paz en Siria, pero el gobierno
sirio está firmemente determinado a preservar la unidad territorial de Siria,
de tal manera que Al-Raqa bajo el control de las FDS la considera todavía
“ocupada”.
Sin
embargo, a las fuerzas de la OTAN, las monarquías árabes e Israel no les
interesa que termine la guerra en Siria y, ahora, derrotado el Estado Islámico,
la fuerza más importante para continuar la desestabilización son las FDS. El
hecho de si esta organización es un instrumento títere de EEUU, o actúa con
criterio propio pensando en los intereses nacionales de Siria, se comprobará en
las próximas semanas o meses, en los que se verá si optan por el camino de la
reconciliación nacional propuesto por el gobierno sirio bajo el principio de mantener la unidad territorial de Siria o, si por el contrario,
siguiendo los dictados de sus mentores extranjeros se adentra en el camino de la
guerra.
Turquía
ha sido el gran perdedor de la guerra en Siria. Sus intrigas para derrocar al
gobierno sirio en estos últimos años le llevaría a facilitar el tránsito
fronterizo de jihadistas venidos de diferentes países a Siria para luchar contra el gobierno sirio, pero las sucesivas victorias del
ejército sirio con la ayuda de las fuerzas aéreo-espaciales de Rusia presentes en Siria a petición
del legítimo gobierno de Siria para combatir a los grupos jihadistas, han terminado
hundiendo todos sus proyectos de restaurar la antigua influencia del imperio
otomano en Siria, por otra parte, el objetivo de impedir que las fuerzas kurdas se organizasen
en Siria, también ha fracasado debido a la alianza de EEUU con las FDS.
La
ambición de Recep Tayyip Erdoğan de convertirse en el líder regional por encima
de EEUU, Francia y Gran Bretaña que le llevaría en contra de la opinión de estas naciones a restaurar sus relaciones con Moscú terminaría en un intento de golpe de Estado en julio del
2016 para derrocarlo y asesinarlo.
Tras el fallido golpe de Estado la desconfianza de Erdoğan con sus aliados de la OTAN aumentó iniciando un progresivo acercamiento a Rusia, y en la actualidad, tendrá que colaborar con esta nación e Irán si quiere evitar que EEUU instrumentalice a las FDS para dividir Siria en su aspiración de controlar un corredor terrestre desde el golfo pérsico hasta el Mediterráneo a través de los territorios kurdos.
Tras el fallido golpe de Estado la desconfianza de Erdoğan con sus aliados de la OTAN aumentó iniciando un progresivo acercamiento a Rusia, y en la actualidad, tendrá que colaborar con esta nación e Irán si quiere evitar que EEUU instrumentalice a las FDS para dividir Siria en su aspiración de controlar un corredor terrestre desde el golfo pérsico hasta el Mediterráneo a través de los territorios kurdos.
En este
proceso de intervención militar de los países de la OTAN en Siria, el papel de los funcionarios de la ONU ha sido y está siendo
vergonzante, ignorando en todo momento la ilegalidad de la presencia en Siria
de la denominada "coalición internacional" formada por los países de
la OTAN y las monarquías árabes, por no tener ni la autorización del legítimo
gobierno sirio ni del CSNU, lo cual contradice lo estipulado en su carta
fundacional, que requiere de uno de estos dos requisitos para la intervención
armada de un país en otro.
El
triunfo de la soberanía y la unidad territorial de Siria, cuestiones recogidas expresamente
en la resolución 2254
aprobada por el (CSNU) el 18/12/2015 , fortalece la legalidad
internacional y la desestabilización regional los debilita. Los cambios que ha experimentado la relación de las fuerzas
enfrentadas en Siria debido al sacrificio del pueblo y el ejército sirio y de
sus aliados, han creado las bases para que la soberanía de Siria a pesar de los intentos de fracturarla salga invicta,
y a su vez está siendo una valiosa contribución a los
principios de la ONU de respeto entre naciones, frente a las pretensiones
neocoloniales occidentales.
Nota posterior. El 19/11/2017, terminó definitivamente la liberación de la ciudad de Abukamal por el Ejército Árabe Sirio. En los días posteriores a la toma de la ciudad el 08/11/2017, el Estado Islámico lanzó una contraofensiva que les permitió recuperar varios barrios de la ciudad. La expulsión definitiva del Estado Islámico de Abukamal, coincide a su vez con la reciente liberación en Irak por el Ejército Iraquí de la ciudad de Rawa, próxima a Al-Kaim en la ribera del río Éufrates.
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01/11/2017
NOTICIA. El 7 de noviembre del 2017 se cumple el centenario de la Revolución
Rusa
Comentario
Cien años después. El legado de la Revolución Rusa
El 7/11/2017 en el calendario gregoriano occidental se cumple el centenario de la Revolución
de Octubre (25 de octubre según el calendario juliano en vigor en la Rusia
de 1917). Cien años después, los ecos de la Revolución de Octubre
parecen olvidados en el tiempo, sin embargo, desde esa fecha la historia no
solo de Rusia sino de toda la humanidad ha estado profundamente marcada por su
legado.
La historia
contemporánea universal ha tenido tres grandes hitos o precedentes sobre
los que han descansado las transformaciones políticas más importantes del mundo
contemporáneo: 1. la Revolución por la Independencia de las trece
colonias británicas americanas que dio lugar el cuatro de julio de 1776 a la
primera nación moderna, Los Estados Unidos de América; 2. la Revolución
Francesa de 1789 que abolió el Estado de Antiguo Régimen basado en
la soberanía absoluta del Rey sustituyéndolo por la soberanía popular, y 3. la
Revolución Rusa de 1917 que estableció la paz con Alemania, y abolió la
propiedad de la burguesía dándole el poder de gestión económica al pueblo a
través de los consejos o Soviets de obreros y campesinos.
La
revolución de EEUU, marcaría la impronta de la independencia a lo largo del
siglo XIX a todas las naciones del continente americano. La revolución francesa
fraguó los ideales que desencadenarían también en el siglo XIX, la ola de
revoluciones liberales en toda Europa. La revolución rusa de Octubre abriría en
la primera mitad del siglo XX un proceso de movimientos obreros y populares por
la conquista de un Estado al servicio de los derechos económicos y sociales de
las clases trabajadoras.
Los movimientos
políticos liberales hicieron de la "Libertad" su bandera, y
los movimientos obreros lo hicieron de la Justicia social. Los Liberales
y Socialistas competirían entre si por el poder político en las respectivas
naciones. En este proceso el movimiento socialista se dividiría en la
consideración de como alcanzar el poder del Estado, dando lugar al movimiento socialdemócrata
y el movimiento comunista. Mientras la socialdemocracia consideraba que
el poder político del Estado para llevar a cabo las transformaciones económicas
y sociales, debía alcanzarse exclusivamente por vía electoral, para el
movimiento comunista tal cuestión era insuficiente porque el poder armado del Estado
servía a los intereses de los grandes propietarios y, por ello, se precisaba sustituir
las fuerzas armadas y de funcionarios del viejo Estado por otras de carácter
revolucionario.
Esa
visión es lo que impulsaría al partido Bolchevique liderado por Lenin a la toma
del Estado por la fuerza de las armas en un momento histórico crucial para
Rusia. En 1917 tras tres años de participación de Rusia en la Primera Guerra
Mundial el país se encontraba militar y económicamente agotado y el descontento
de la población con la monarquía Zarista de Nicolás II y del gobierno
provisional mayoritario en la Duma (parlamento) partidario de continuar la
guerra contra Alemania iba en aumento. El eje central del programa de los
bolcheviques era alcanzar la paz y para llevar a afecto ese propósito se
precisaba poner fin a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial
firmando la paz con Alemania. El 25 de octubre (calendario juliano) de 1917 los
bolcheviques a través del Comité Militar Revolucionario de Petrogrado llevarían
a cabo el derrocamiento del gobierno provisional y una vez tomado el poder unos
meses más tarde, en marzo de 1918, firmarían la paz con Alemania en el Tratado
de Brest-Litovsk.
Con
posterioridad, las tesis de Lenin de que el poder político utilizado para la
expropiación de las grandes propiedades habría que defenderlo con la fuerza de
las armas se cumplirían. Los grandes oligarcas y terratenientes rusos con el
apoyo de las grandes potencias del momento formarían un ejército e iniciarían
la guerra contra los bolcheviques, lo que llevaría a una guerra civil en toda
Rusia entre la facción "roja" (bolchevique) y "blanca"
(antibolcheviques), al término de la misma los bolcheviques salieron
victoriosos. De esta manera, la Revolución rusa abrió el camino para la
creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922.
El
triunfo de la revolución soviética, como la hiciera la francesa de 1789, acabó
con el Antiguo Régimen feudal encarnado en Rusia en la figura del Zar Nicolás
II, y se comprometió con un programa de industrialización forzada que cambio
radicalmente el modo de vida de los Mujiks (campesinos) siendo redimidos de su
condición de siervos sujetos a la tierra de los terratenientes que a pesar de la abolición formal
de la condición de siervos en 1861 por el Zar Alejandro II, seguían de echo
en las mismas condiciones. La forma autoritaria de llevar adelante la
industrialización crearía tensiones en el seno de la revolución Rusa. La
disidencia política fue elevada bajo a Stalin a la categoría de traición,
siendo perseguidas, ejecutadas y encarceladas cientos de miles de personas. La dictadura
del proletariado, entendida por Lenin como la represión selectiva contra
quienes querían subvertir el poder de los soviets, fue transformada en un
régimen dictatorial brutal bajo Stalin.
Rusia ya
había tenido en otros momentos de su historia dirigentes autoritarios, y en la
Rusia profunda existía cierta admiración por los dirigentes fuertes e
inflexibles bien para defender la patria como en Alejandro Nevski
(1220-1263), o para luchar contra los intereses de los boyardos (terratenientes)
en Iván el Terrible
(1547-1584). Ambos personajes serían ensalzados en ambas películas del
prestigioso director de cine ruso Serguéi Eisenstein
(1898-1948), en 1938 la primera y en 1940 la segunda, en un momento crucial
para Rusia ante el auge y la amenaza de la Alemania nazi.
Esta
Rusia profunda unida en defensa de la patria bajo la dirección de líderes
fuertes, ha sido una constante de la formación del alma rusa, y es la
que se convirtió en el arma más poderosa y temible frente a la invasión nazi en
la Segunda Guerra Mundial. La lucha sin piedad contra el invasor rememoraba a Alejandro
Nevski en su lucha contra los caballeros teutones, y la dirección de la misma
bajo el implacable liderazgo de Stalin, evocaba la fortaleza de Iván el
Terrible. La Gran Guerra Patria en defensa de Rusia llevada a cabo bajo ese
espíritu de lucha fue la tumba del nazismo.
Después
de la formación de la URSS en 1922, la influencia de la revolución rusa
acrecentó el movimiento comunista internacional. Se formarían partidos
comunistas en la mayoría de las naciones existentes en la primera mitad del
siglo XX. La influencia comunista ya no solo preocupaba a las oligarquías
locales sino que se planteó a los poderes fácticos económicos del capitalismo
global como un desafío mundial a sus intereses.
La crisis
económica de 1929, dejaría a las democracias liberales en Europa enormemente
debilitadas, pues se demostraba que las mismas eran incapaces de solucionar las
consecuencias sociales de la crisis económica, como el desempleo y la
precariedad alimentaria. En respuesta a esa debilidad, los partidos comunistas
ganaban en popularidad, pero en el extremo opuesto un gran rival les disputaría
su influencia: el fascismo, en el cual los poderes fácticos financieros y
militares de las potencias del eje: Alemania; Italia y Japón, verían un aliado.
En 1936,
en España tras el triunfo del Frente Popular, se viviría una situación en la
que, confirmando las tesis de Lenin, la victoria en la urnas no resultó
suficiente para que el Estado llevase adelante las reformas prometidas de
redistribución de la riqueza. El programa del Frente Popular tendría su
contestación en la sublevación armada contra la II República al mando del
General Franco apoyada por los grandes terratenientes y el poder de la Iglesia
Católica, desencadenándose una cruenta guerra civil durante tres años, sin
embargo, en España, a diferencia de Rusia, la contrarrevolución franquista
sería la que ganaría la guerra e impondría con posterioridad una dictadura de
corte fascista. El fascismo desde sus inicios pretendió acabar con las
democracias liberales y con la URSS lo que llevaría a la Segunda Guerra
Mundial, pero la alianza de comunistas y liberales permitió su derrota en 1945,
excepto en España que perduraría en forma de dictadura presidida por el General
Franco durante cuarenta años.
El triunfo
de la URSS frente al fascismo, el auge del movimiento comunista en Asia y la
importancia de los partidos comunistas en Francia e Italia, haría de nuevo
considerar a los poderes financieros y militares occidentales, al movimiento
comunista como un reto global a la propia existencia del capitalismo, lo cual
daría lugar a la Guerra Fría que tuvo su inicio más dramático en la guerra de
Corea (1951-1953).
Durante
la Guerra Fría la confrontación entre comunismo y liberalismo sería el eje de
la política mundial. En Asia tuvo su máxima expresión en la guerra de Vietnam
desatada por EEUU contra ese país. En Europa la fortaleza de los partidos
comunistas fue limitada por las concesiones de los poderes económicos liberales
a las clases trabajadoras con la creación del Estado del Bienestar, en ese
contexto los partidos socialdemócratas fueron desplazando a los partidos
comunistas hasta quedar estos reducidos a pequeños grupos políticos. En América
Latina, el recurso a los golpes de Estado militares para impedir cualquier cambio político mediante el voto popular, fue predominante en ese periodo,
siendo uno de los más cruentos el llevado a cabo en Chile en 1973; en
contraposición, la tesis de la toma del poder por la fuerza de las armas
daría lugar a un movimiento guerrillero, que tendría éxito en Cuba en 1959 y en
Nicaragua en 1979.
En Rusia,
tras el triunfo soviético sobre el nazismo, el liderazgo de Stalin no se
cuestionaba y así fue hasta su muerte en 1953. Lo nuevos dirigentes del Partido
Comunista de la Unión Soviética (PCUS) que le sucederían se encontrarían
inmersos ya en la Guerra Fría.
La
globalidad del enfrentamiento con las potencias liberales llevaría a entender a
los dirigentes soviéticos que la propia supervivencia de la URSS estaba
estrechamente ligada a la exportación de la revolución soviética a otros países
del mundo, pero la forma en la que entendieron la extensión de la revolución,
sería la que les llevaría a apartarse de los valores internacionalistas de
entendimiento y respeto entre naciones en pie de igualdad, y el sesgo de la
vieja Rusia imperial volvería de nuevo a instalarse en el Kremlin.
Después
de la Segunda Guerra Mundial, los países del Este de Europa ocupados por el
ejército soviético debieran haber recobrado su soberanía plena y el ejército
soviético retirado de los mismos, pero no fue así. Las naciones bajo su
influencia pasaron a ser tuteladas, y la exportación de la revolución se
convertiría en un instrumento para su expansión imperial en áreas de
influencia dirigidas desde Moscú. Con los nuevos dirigentes comunistas, la
URSS se transformaría en el Imperio Soviético que aspiraba a la hegemonía mundial
dirigida desde Moscú.
En los
países bajo la influencia de Moscú comenzarían a surgir movimientos políticos
que irían protagonizando una oposición creciente a la tutela soviética, que era
sistemáticamente reprimida por las autoridades soviéticas. En 1968 los tanques
del Pacto de Varsovia tomarían Praga, capital de la antigua Checoslovaquia para acallar las protestas, pero sin lugar a
dudas el mayor golpe que sufriría la URSS debido a sus ambiciones imperialistas
sería la pérdida de confianza de las autoridades Chinas con Moscú.
La ayuda
que la URSS prestaría a China tras la proclamación de la República Popular
China en 1949, terminaría convirtiéndose en una peaje para lograr la
subordinación política de los revolucionarios chinos a los dirigentes soviéticos
quienes aspiraban a dirigir a China como un área de influencia desde el
Kremlin. Los dirigentes chinos muy celosos de su Soberanía rechazarían esa
tutela, reflejada en la frase de Mao Zedong: China no expulsó al león por la
puerta, (refiriéndose a los japoneses) para dejar que entre el tigre por la
ventana (refiriéndose a Rusia).
Las
diferencias entre ambas naciones iniciadas a finales de los años cincuenta
durarían hasta el final de la URSS en 1991. En ese periodo Rusia y China
llegaron a enfrentarse en una guerra fronteriza en 1969. Fueron estas
diferencias las que propiciarían un acercamiento entre China y EEUU. En 1972 el
presidente estadounidense Richard Nixon visitaría China, y en 1979 se restablecerían
las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
Dentro de
la URSS, comenzarían a gestarse también cambios profundos. El modelo estatal de
gestión de la economía que había servido eficazmente para la planificación de
las necesidades básicas como educación, vivienda y sanidad, no tenía la
capacidad para planificar la diversidad de la demanda que unos ingresos medios
permiten, pues mientras unos, por ejemplo, pueden estar interesados en
utilizarlos para viajar, otros pueden hacerlo en adquirir diferentes objetos de
consumo.
Esta
contradicción estructural económica de una economía estatalizada
solamente era posible resolverla con la introducción de la economía de
mercado en los sectores económicos orientados al consumo los cuales se
desarrollan en función de la diversidad de la demanda, pero no fue así,
y como alternativa surgió una economía sumergida de productos de consumo
controlada por mafias y funcionarios que fueron enriqueciéndose en la sombra y que
aspiraban a que sus negocios fueran legales, lo cual cuestionaba la legalidad
soviética de estatalización de todas las actividades económicas.
En las
relaciones internacionales, la política imperialista de la URSS era
insostenible política y económicamente como se vería en la guerra de Afganistán
(1978-1992), pero sobre todo estaba creando más enemigos que amigos en el
denominado "espacio socialista"; en el que al distanciamiento de
China se sumaría una creciente
hostilidad de los países del este de Europa bajo la regencia del pacto de
Varsovia.
La falta
de imaginación y talento político de los dirigentes del PCUS para adecuar desde
su ideario marxista la práctica política, iría sumiendo a la URSS en un caos de
contradicciones. Esa falta de iniciativa política para abandonar en política
exterior sus ambiciones hegemónicas, que se debía haber realizado ya en los
años de posguerra permitiendo la autodeterminación de los países del Este de
Europa y favoreciendo la reunificación de Alemania, y en política interior propiciando
la apertura a una economía mixta socialista y de mercado, llegaría tarde y mal.
Mijaíl Gorbachov el último secretario del PCUS, sería el último eslabón de la
incompetencia política de los dirigentes de un partido que abandonaron
progresivamente los valores de la revolución de octubre de igualdad entre las
naciones y respeto a sus políticas internas para adentrarse en la creación de
un imperio a través de la extensión de áreas de influencia regidas desde Moscú.
Vladímir
Putin, actual presidente de Rusia, llegaría a afirmar que la desaparición de la
URSS fue una de las mayores tragedias del siglo XX, aunque la tragedia no fue
tanto su desaparición sino la forma en la que se produjo, en la que los
oligarcas apátridas enriquecidos bajo la URSS terminaron imponiendo su agenda
liberal, sumiendo a Rusia en los años noventa en una debilidad nacional e
internacional extrema, cometiéndose en la apresurada transición política
errores tan notables como el no haber firmado con la OTAN, un tratado sobre los
límites de su expansión hacia el este, y ante la carencia del mismo, en la
actualidad, la OTAN se sitúa en las fronteras de Rusia.
Afortunadamente,
Rusia en la última década a vuelto a resurgir de sus cenizas. El pueblo ruso,
de nuevo, ha sabido escoger a los dirigentes adecuados para situar a Rusia como
una potencia mundial. Vladímir Putin encarna la sabiduría de lo que se debió
hacer y no se hizo bajo la URSS, poner fin a la política imperial de áreas de
influencia adhiriéndose al principio de respeto entre naciones y la defensa de
la legalidad internacional, e internamente promover una economía basada en el
control estatal de los principales recursos económicos y la introducción de la
economía mercado en el resto de actividades económicas. Paradójicamente, se
puede afirmar que Rusia en la actualidad, desde postulados ideológicos
diferentes, está mas cerca de los valores de la revolución de octubre de
buscar la paz entre naciones y la prosperidad ciudadana, que lo estuvieron sus
dirigentes desde la muerte de Lenin.
Este
cambio le ha permitido a Rusia restablecer las relaciones con China de forma
preferente, y ampliar sus relaciones en Oriente Medio y América Latina, aunque
tendrá que seguir sufriendo durante un periodo histórico las consecuencias de
la nefasta política de la URSS en los países del Este Europa, que terminó con
un alto grado de desconfianza hacia Moscú y de lo cual se aprovecha la OTAN
para instrumentalizar estas naciones en contra de Rusia.
En este
periplo de cien años, la otra gran nación que la revolución de Octubre marcó su
devenir histórico ha sido China. En la primera mitad del siglo XX, el marxismo
prendería en las mentes políticas más brillantes de China como la guía teórica
e ideológica para la acción política y militar. El 23
de julio de 19 21 en Shangai se fundaría en su Primer Congreso el Partido Comunista
de China (PCCh). Mao Zedong, quien posteriormente se convertiría en su líder
carismático, asistiría al mismo a la
edad de 27 años, en el que expresó su convicción de que "el marxismo
salvará a China".
Para los
comunistas chinos el Pensamiento Mao Zedong como versión del marxismo aplicado
a las características de China, representaba la guía teórica más importante en
la interpretación de las transformaciones sociales. El pensamiento Mao Zedong
se fundamenta en la definición y análisis de la contradicción principal
entre el objetivo político histórico a alcanzar y la situación real social y política del
momento que se vive.
Durante
el periodo de la invasión japonesa de China, la contradicción principal
se situaba "entre el objetivo de la recuperación de la soberanía de China
y la lucha contra el invasor". Desde esa consideración Mao Zedong abogaría
por la alianza con su enemigo interno en China, el Kuomintang, en un frente
común contra los invasores japoneses. La alianza, con diversos desencuentros,
terminaría formándose, y los comunistas Chinos en alianza con el Kuomintang
expulsarían a los invasores japoneses de China.
Después
de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el PCCh abogaría por una
reconciliación con el Kuomintang respetando la influencia de ambos partidos para
el establecimiento de una nueva república, sin embargo, el Kuomintang dirigido
por Chiang Kai-shek desataría una guerra contra el PCCh. En ese momento la
contradicción principal pasó a situarse entre "el objetivo de la toma
del poder revolucionario y la contrarrevolución". Tras la victoria del
PCCh con la derrota del Kuomintang, el PCCh integrado en el Frente Unido
con otros pequeños partidos no comunistas, proclamaría en 1949 la actual
República Popular de China.
Cuando los
comunistas chinos tomaron el poder un 90% de la población era rural bajo un
régimen feudal, en ese momento la contradicción principal se situó "entre
el objetivo de la socialización de la tierra y la liquidación del feudalismo".
Los grandes terratenientes fueron expropiados y se crearon comunas de gestión
de la tierra.
Sin
embargo, a finales de los años cincuenta, culminado el proceso de socialización
de la tierra, los gobernantes chinos se enfrentarían al reto de la
industrialización, en principio la contradicción principal se situaba "entre
el atraso existente en materia industrial y el objetivo de alcanzar
progresivamente la misma", pero al igual que sucediera en los primeros años
de la URSS este objetivo se toparía con que los funcionarios experimentados
pertenecían al viejo aparato del Estado del régimen anterior.
El
desarrollo de una industrialización centralizada se presentaba como la opción
más efectiva, sin embargo la dirección del PCCh no quería dejar en manos de la
misma a los funcionarios no comprometidos con la revolución. En esa tesitura, dirigidos
por Mao Zedong los comunistas chinos en 1959 desarrollarían la estrategia del
Gran Salto Adelante, en la que se pretendía una industrialización
descentralizada en la comunas populares, dejando de lado al viejo aparato del
Estado. Esta visión entre industrialización descentralizada y centralizada que
implicaba contar con los funcionarios del Antiguo Régimen llevaría a profundas
diferencias en el seno del PCCh y abriría también profundas diferencias con los
comunistas soviéticos quienes se negaron a participar en ese proyecto.
Los
objetivos planteados en el Gran Salto Adelante no se cumplieron, principalmente
porque la fabricación de acero en pequeños hornos artesanos resultó inviable.
El fracaso del Gran Salto Adelante cuestionaría el liderazgo de Mao Zedong
siendo apartado del poder político y nombrado como nuevo presidente de la República Popular Liu
Shaoqi, y como secretario general del Partido, Deng Xiaoping. Mao Zedong
seguiría como presidente del partido y como presidente de la Comisión Militar
Central y mantendría profundas diferencias con el nuevo gobierno en la forma de
acometer la industrialización.
Mao
Zedong había renunciado al modelo de industrialización descentralizada, pero no
estaba de acuerdo en que la industrialización centralizada se realizase con los
funcionarios del Viejo Régimen y bajo la tutela de los asesores de Moscú. Esto
le llevaría desde el punto de vista teórico a definir que la contradicción
principal no se situaba "entre atraso e industrialización", sino
que el núcleo de la misma se situaba en quién lideraba la industrialización,
si eran las viejas clases de funcionarios o eran unos nuevos funcionarios
revolucionarios que debieran surgir una vez removidos los viejos de sus
puestos, lo cual, durante un periodo previo a la tarea de acometer la
industrialización, situaba la contradicción principal "en la lucha
de clases y entre lo nuevo y lo viejo".
Mao desde
su cargo de presidente de la Comisión Militar volvería a la presidencia de la
nación e iniciaría apoyado en las jóvenes generaciones la Revolución Cultural
(1966-1976) para remover de sus puestos a todos los viejos funcionarios del
Antiguo Régimen, y a todos aquellos miembros del partido que no estuvieran de
acuerdo conque la contradicción principal durante un periodo de tiempo era la
lucha de clases, una decisión que afectó al propio Deng Xiaoping quién fue
destinado a realizar trabajos manuales.
Las
máxima formulada por Mao Zedong: "de qué sirve la industrialización si
la misma restaura a las viejas clases reaccionarias en el poder", era
una forma de ilustrar la contradicción principal durante el periodo de
la Revolución Cultural.
Sin
embargo, la Revolución Cultural sumiría a China en un caos social con
movilizaciones de millones de personas en contra de las viejas clases sociales,
cuyos miembros a pesar de ser profesionales cualificados eran destinados a
trabajos manuales en zonas rurales apartadas. La avanzada edad de Mao Zedong le
haría perder el control de los acontecimientos, y de facto China durante los
últimos años de la revolución cultural estuvo regida por la sectaria y
dogmática banda de
los cuatro.
A la
muerte de Mao Zedong en 1976, Deng Xiaoping iniciaría un movimiento político dentro
del PCCh para remover a la banda de los cuatro de sus puestos. En 1979 Deng
Xiaoping se convertiría en el líder del PCCh, y en 1982, inauguraría el XII
Congreso del PCCh con el discurso "Abrir en toda la línea nuevas
perspectivas para la modernización", en el mismo definiría la idea de
construir el socialismo con características chinas, situando la
contradicción principal "entre el atraso industrial y el desarrollo de
las fuerzas productivas". El congreso realizó un balance negativo del caos
que supuso la "revolución cultural", pero aunque ello fue así, la
etapa de la industrialización pospuesta durante más de una década por la
prioridad dada a la lucha de clases, se iniciaría de nuevo, pero esta vez al
frente de la administración del Estado ya no estaban los funcionarios del
Antiguo Régimen sino funcionarios comprometidos con la causa revolucionaria.
Deng
Xiaoping sería el principal impulsor de las políticas para la resolución de la
contradicción principal "entre atraso y desarrollo", combinando
la economía planificada del Estado con la introducción de la economía de
mercado en los sectores económicos de bienes y servicios. La frase atribuida a
Deng Xiaoping, "no importa que el gato sea rojo o negro, sino lo
importante es que cace ratones" expresaba la disposición de las
autoridades chinas de incluir todas las formas de producción que impulsasen el
desarrollo económico.
Desde los
inicios de la década de los ochenta hasta la crisis económica del 2008, el PIB
de China crecería a un promedio del 10% anual, convirtiéndose China en la
denominada "fábrica del mundo de productos manufacturados". Este
crecimiento económico permitió sacar de la pobreza a más de 500 millones de
chinos, sin embargo, el desequilibrio en los ingresos también aumentó.
En el
XVIII congreso del PCCh, celebrado en el año 2012, se perfilarían las políticas
para alcanzar en el 2020 la meta de la construcción de una "sociedad
modestamente acomodada", lo que supondría alcanzar una renta per cápita en
torno a los 12.000$. Sin embargo, China se enfrentaría a un reto económico
fundamental denominado como "la trampa de los ingresos medios",
de la que muy pocos países en vías de desarrollo han salido. La misma se genera
en economías dependientes tecnológicamente de los países desarrollados, lo que
impide avanzar en las mejoras de la productividad técnica, quedando
estos países atrapados en una competitividad global basada en salarios medios o
bajos.
Este
desafío, lo abordarían los dirigentes chinos dando inicio a un cambio radical de
su modelo productivo apostando por la innovación tecnológica propia, la
cual ha tenido importantes progresos, y está suponiendo que China mejore su productividad
técnica y, con ello, que los salarios puedan crecer sin afectar a la
competitividad global. La innovación orientada a la modernización del aparato
productivo y a la creación de nuevos e innovadores productos en materia de
consumo e infraestructuras, cobró un fuerte impulso desde el XVIII congreso del
PCCh bajo el liderazgo de su secretario y presidente de la nación Xi Jinping.
Los
comunistas chinos, con la convicción de que se han situado en la vía correcta
para superar la trampa de los ingresos medios proyectando a China en el
camino de la innovación, celebraron recientemente su XIX congreso con el
propósito de iniciar una nueva etapa histórica para China. Los objetivos
centenarios de alcanzar una sociedad modestamente acomodada para el
centenario de la fundación del PCCh en el 2021, tiene su objetivo más
importante en la erradicación total de la pobreza en China, en la que se
encuentran todavía sumidos más de 40 millones de campesinos de regiones
remotas. Con relación al centenario de la fundación de la República Popular de
China en el 2049, cuyo objetivo es la formación de una sociedad socialista avanzada,
se definieron dos etapas: una comprendida entre el 2021 y el 2035, con el
objetivo de consolidar la sociedad modestamente acomodada y constituirse
en una potencia mundial en innovación tecnológica, y una segunda etapa entre el
2035 y el 2049 para convertir a China en un país "próspero, fuerte,
democrático, culturalmente y tecnológicamente avanzado y armonioso con la
naturaleza ".
Este
cambio cualitativo de la nueva etapa que deberá recorrer la sociedad china,
llevaría al PCCh en su XIX congreso a un cambio de la contradicción
principal que había permanecido en vigor durante 35 años "entre atraso
y desarrollo de las fuerzas productivas", por una nueva contradicción
principal que sitúa a China "entre
la creciente demanda del pueblo de una vida mejor y el desarrollo desequilibrado
e insuficiente" y que constituirá la base sobre la que se desarrollarán las
políticas y las estrategias a largo plazo de la nación, para su resolución.
El mérito
teórico de haber situado a China en esta nueva senda del desarrollo ha sido atribuida
por el PCCh principalmente a su Secretario General Xi Jinping, que ha tenido su
reconocimiento expreso en una enmienda de los estatutos del PCCh en la que se
afirma: "en consonancia del desarrollo de los tiempos y basándose en la
combinación de la teoría y la práctica, los comunistas chinos, con el camarada
Xi Jinping como su exponente principal, han dado forma al pensamiento de Xi
Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva época".
"Representando los últimos logros de la sinización del marxismo, la guía
de acción para alcanzar la gran revitalización de la nación china".
En
política exterior, según lo acordado en el XIX congreso, China seguirá
guiándose como hasta ahora por los cinco principios de la coexistencia pacífica,
basados en el respeto entre naciones; en ningún momento pretenderá la hegemonía
bien sea regional o global; abogará por nuevos esfuerzos para el progreso de
todo el género humano en una economía global abierta en comercio e inversión, y
se esforzará por ser una fuerza positiva en el mantenimiento de las reglas
internacionales.
Si se
mira desde una perspectiva histórica, esta concepción de las relaciones entre
naciones, es nítidamente opuesta a la que siguió la URSS después de la Segunda
Guerra Mundial basada en pretender la hegemonía a través de extender sus áreas
de influencia geopolítica regidas desde Moscú, y es muy similar a la política
pacifista proclamada por los bolcheviques en la revolución de Octubre que
traería la paz con Alemania y el fin de la Primera Guerra Mundial, y en la
actualidad, es claramente opuesta a la que práctica EEUU y los países de la
OTAN de intromisión en los asuntos internos de otras naciones, a veces ilegalmente desde el punto de vista
del derecho internacional, como lo hacen actualmente en el espacio aéreo de
Siria bajo el nombre de Coalición Internacional.
Con la
disolución de la URSS en 1991, la revolución de Octubre como método de cambio
político y social dejó de tener vigencia, si bien los ideales de alcanzar la fraternidad
de todo el género humano que movieron a sus protagonistas siguen vigentes.
La ideología comunista pretende el logro de la fraternidad universal,
pero la aspiración de alcanzar la misma no es patrimonio exclusivo de la
ideología comunista, sino que forma parte de la esencia humana, y por ello, el
objetivo de construir la felicidad social en la Tierra en armonía con el
medio ambiente se fraguará desde diversas ideologías basadas en el respeto
entre naciones y opuestas a todo tipo de hegemonía.