Octubre 2016



22/10/2016

NOTICIA. El 21/10/2016 en el Palacio del Pueblo de Beijing se celebró una convención para conmemorar el 80º aniversario de la Larga Marcha.

Comentario

La larga marcha de China

Con la asistencia de los principales dirigentes de China y la asistencia de más de 3.000 asistentes, el 21/10/2016, el Palacio del Pueblo de Beijing acogió una convención para conmemorar el 80º aniversario de la Larga Marcha.
En sus declaraciones en el evento, el presidente chino, Xi Jinping, hizo un llamamiento a continuar la Larga Marcha de China en el camino de la revitalización histórica de China. Cada generación realiza su propia "Larga Marcha", que debe acometer a su manera. En la actualidad, nuestra Larga Marcha es hacer realidad el sueño de los dos “objetivos centenarios”, a saber: crear una sociedad modestamente acomodada para el centenario de la fundación del PCCh (año 1921), y la constitución de una sociedad socialista moderna para el centenario de la república (año 2049).
La Larga Marcha fue una maniobra de estrategia militar que llevó a cabo el Ejército Rojo liderado por el Partido Comunista de China (PCCh) entre octubre de 1934 y octubre de 1936. Durante la Larga Marcha, el Ejército Rojo, compuesto por unas decenas de miles de combatientes, recorrió 12.500 kilómetros cruzando China de sur a norte, en un periplo de supervivencia para sobreponerse al asedio de las fuerzas del Kuomintang, en el que solamente sobrevivieron a su llegada a la norteña provincia de Shaanxi alrededor de una décima parte de las tropas que salieron dos años antes de la provincia de Jiangxi. La Larga Marcha, por las dificultades en las que se realizó, constituyó un acontecimiento épico en la historia militar y de China, y la gesta se conmemora en China como un ejemplo de tesón y firmeza a seguir en el esfuerzo para cumplir los objetivos en todas las facetas: políticas, económicas, sociales, militares y científicas.

Imagen épica de la Larga Marcha

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En la actualidad, China está inmersa en una etapa de profunda transformación. La crisis económica mundial ha obligado a China a comprometerse en un cambio en su estructura económica. La caída del consumo en las sociedades desarrolladas le está impulsando a pasar de un modelo económico netamente manufacturero sustentado en la mano de obra barata y orientado a la exportación a otro complementado con una mayor participación del mercado interno, y a una apuesta sin precedentes por la innovación científica y tecnológica. En el presente año, el mercado interno de China ha constituido ya la parte más importante de la economía de China. En los primeros tres trimestres, el consumo contribuyó con el 71% al crecimiento económico, un 13,3% más que en el mismo periodo del año anterior, habiendo sido en septiembre de 2016 el crecimiento interanual del PIB de un 6,7%. Unos datos que apuntan a la consolidación de la transición del modelo económico sustentado en las exportaciones y la industria pesada, al de servicios y consumo doméstico.
Desde 1979 la Larga Marcha de China está orientada a su desarrollo económico. En los últimos 30 años han salido de la pobreza en China más de 700 millones de personas. El informe sobre los objetivos de desarrollo del milenio de Naciones Unidas de 2015 muestra que la proporción de personas viviendo en la extrema pobreza (por debajo de 1$ al día) en China pasó del 61% en 1990 al 4,2% en 2014, y constituye el 70% de personas salidas de la pobreza del total mundial en ese periodo. A finales de 2015 había en China 55,75 millones de personas viviendo en la pobreza, a las que se espera haber rescatado de su situación para el año 2020.
Sin embargo, la Larga Marcha de China hacía su pleno desarrollo tiene ambiciones mayores; para el centenario de la fundación del PCCh en 1921 se plantea la meta de constituirse en una sociedad modestamente acomodada alcanzando los 12.000$ per cápita (con ello China podría alcanzar a EEUU en PIB nominal, aunque en la actualidad ya le supera por PIB en valores de paridad de poder adquisitivo PPA), y sobre esa base económica extender el Estado de bienestar al conjunto de sus 1.400 millones de habitantes, modernizar su ejército y convertirse en una potencia científica y tecnológica mundial.

La base de la evolución de la historia moderna y contemporánea es la de la formación de la economía mundo, siendo, desde el siglo XVI, las naciones occidentales que se incorporaron rápidamente al comercio de ultramar y la revolución industrial, quienes la han liderado. Desde el siglo XIX, Gran Bretaña, Francia y Alemania se disputaron el liderazgo económico mundial y, tras la Segunda Guerra Mundial, el mismo pasaría a EEUU. La antigua URSS, nunca tuvo la capacidad de ocupar ese lugar porque su modelo económico desconectado del grueso de la economía mundial, no podía crecer por situarse al margen de los mercados más dinámicos mundiales.
Sin embargo, en el caso de China, el rumbo paciente tomado en 1979 tras la adopción de la política de reforma y apertura le permitió integrarse en los mercados mundiales hasta constituirse en la primera potencia comercial manufacturera mundial, y aunque su producción ha estado basada en patentes extranjeras, China está progresivamente introduciendo patentes propias para pasar en los próximos años del “fabricado en China” al “hecho en China”. La apuesta por la innovación es el futuro de China y lo que le puede permitir llegar al centenario de  la fundación de la República Popular en 2049, con el objetivo cumplido de  constituirse en una sociedad socialista avanzada.
Quienes tras la desaparición de la URSS, proclamaron el “final de la historia” carecían de un concepto interpretativo científico de la misma y subestimaron el factor principal que ha determinado los cambios históricos desde el siglo XVI: el proceso de formación de la economía mundo, la cual, desde sus inicios con el mercado de ultramar, ha pasado por diferentes etapas, pero tiene todavía un largo camino por recorrer. La etapa actual se caracteriza por la interconexión mundial de los mercados, y el predominio económico de occidente liderado por EEUU, pero la economía mundo con la incorporación de los países en desarrollo al crecimiento económico mundial va a experimentar un cambio profundo, siendo China, como principal país en desarrollo, el buque insignia de esa gran transformación.
El incremento del  PIB de un país determina el crecimiento de su masa monetaria y de la misma se extraen los recursos financieros, por ello, la transformación de China en una potencia económica y científica, por su volumen y dinamismo tendrá una repercusión mundial importante. China transformará el mundo transformándose a si misma. El modelo político económico mundial de la segunda mitad del siglo XX, que dividía al mundo en países ricos y pobres, o países desarrollados y en desarrollo cambiará sustancialmente, y los actores influyentes de la marcha de la historia de la humanidad también. La Larga Marcha de China en el siglo XXI se sitúa en ese escenario.

Proyecciones de los cambios previstos en la conformación del PIB mundial 
(2015-2040)
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09/10/2016

NOTICIA. El 08/10/2016 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) fracasó en su intento de consensuar una resolución sobre el conflicto sirio.

Comentario

La cultura cínica

El 08/10/2016 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) reunido de urgencia a petición de Francia para tratar sobre el conflicto sirio, particularmente sobre la situación de la guerra en Alepo no consiguió consensuar una resolución sobre la forma en la que se debe prestar la ayuda humanitaria a la castigada población de Alepo.
El CSNU trató sobre dos resoluciones, una presentada por Francia y España y otra presentada por Rusia. La propuesta de resolución presentada por Francia y España, demandaba que se suspendieran los ataques aéreos sobre Alepo, y la resolución preparada por Rusia pedía a todas las partes cesar las hostilidades y abrir el acceso a la ayuda humanitaria, siendo la resolución franco española vetada por Rusia y la de Rusia por Francia. Los miembros del CSNU con derecho a veto se dividieron en dos bloques, Francia, Gran Bretaña y EEUU se alinearon con la resolución presentada por Francia/España, y  Rusia y China con la presentada por Rusia.
El texto redactado por Rusia, apoyaba la iniciativa propuesta por el representante de la ONU para asuntos sirios, De Mistura, de retirar a los combatientes del Frente al Nusra de la ciudad de Alepo (a la que el propio De Mistura se había ofrecido  a encabezar como "escudo humano” para asegurar la salida sin riesgos de los jihadistas), la resolución instaba también a implementar los acuerdos sobre Siria pactados entre EEUU y Rusia el 9 de septiembre sobre un alto el fuego. Sin embargo, previamente a la reunión del CSNU el representante de EEUU ya había anunciado que estaba en contra de desvelar el texto de los acuerdos suscritos con Rusia al CSNU, por lo que no se pudo entrar a considerar tal cuestión.
El enviado de China elogió el proyecto de Rusia por pedir el cese de las hostilidades, abrir el acceso humanitario, reforzar la lucha contra el terrorismo y apoyar al enviado especial de la ONU sobre Siria Staffan de Mistura. Sobre el proyecto de resolución de Francia indicó que "no refleja el respeto pleno de la soberanía, la independencia, la unificación y la integridad territorial de Siria".
El representante del gobierno de Siria presente en la reunión acusó a Francia de usar la crisis siria para vulnerar al Gobierno de Damasco, en un intento de restaurar su influencia colonial, instrumentalizando para ello a los insurgentes armados a su favor. Para el embajador sirio, el no a la iniciativa rusa mostró la falta de voluntad política de quienes se oponen a una solución política para el conflicto en Siria, mostrándose más preocupados por evitar la derrota del Frente Fath al-Sham (antiguo Frente Al-Nusra), aunque su intervención no fue escuchada por los representantes del Reino Unido, Francia, Ucrania y Estados Unidos que abandonaron previamente la sesión del (CSNU), en un gesto de rechazo al gobierno sirio, y de supuesta solidaridad con la victimas de Alepo. Sin embargo, los atribulados representantes de estos países no tuvieron ninguna palabra de condena contra la masacre de 140 personas en Saná capital de Yemen en un ataque ese mismo día de la coalición encabezada por su fiel aliado, Arabia Saudita, en un bombardeo contra una sala fúnebre.
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La doble moral, los dobles raseros, la división de las bandas armadas en moderadas y radicales en función de si son afines o no a los intereses de EEUU, Francia, Gran Bretaña, Arabia Saudita e Israel; el apoyo a las guerras como la de Yemen que callan en función de los mismos intereses, han ido formando en Occidente una cultura política cínica proyectada a la ciudadanía por los dirigentes políticos de los principales partidos y medios de comunicación occidentales.
En el Oriente Medio y el norte de África, los hechos objetivos en los años transcurridos de este siglo, es que se han sucedido una serie de guerras que han traído la devastación y muerte a toda la región: Afganistán; Irak, Siria, Yemen; Libia; en todas ellas, EEUU y, según los casos, países aliados han estado involucrados como agentes agresores. EEUU invadió Afganistán; luego Irak, y después intervino militarmente sin respaldo legal del CSNU en Libia, Siria y Yemen, sus intervenciones militares siempre han venido precedidas de campañas mediáticas justificando sus intervenciones en nombre de combatir a tiranos, pero la realidad es que las guerras patrocinadas por este país en la región han dejado cientos de miles de muertos en Afganistán, Irak y Libia, y han desestabilizado la región creando un éxodo de millones de refugiados.
No le ha importado a EEUU que en el transcurso del tiempo se hayan desvelado los engaños para justificar las agresiones, como las armas de destrucción masiva en Irak, ni que sus acciones militares sean desde el punto de vista internacional ilegales como lo fueron la de Irak y Libia, y lo es ahora su presencia militar en Siria y Yemen, para el representante de EEUU de asuntos exteriores John Kerry nada de lo acontecido tiene importancia y se cree investido con la autoridad para acusar a Rusia y Siria de crímenes de guerra, sin embargo sobre EEUU, única nación que ha estado presente en todas las guerras importantes habidas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, no pesan acusaciones formales de crímenes de guerra, y en caso de que pudiera existir algún caso, ningún tribunal internacional es competente para enjuiciarlo, ya que por el concepto de inmunidad soberana estadounidense solamente puede serlo por el propio EEUU.
El presidente de EEUU Barack Obama ha hecho de la retórica cínica una parte importante de su discurso. En el presente año, ha protagonizado tres eventos donde ha mostrado el cinismo con el que se puede actuar. En su visita a Cuba, sin disculparse por el asedio de medio siglo de EEUU a Cuba y con la cárcel de Guantánamo a sus espaldas, no dudó en hablar de derechos humanos en el discurso de su visita. Lo mismo hizo en su visita a Vietnam, no consideró necesario pedir perdón por la guerra de agresión de EEUU contra ese país que causó dos millones de muertos, ni por la guerra química del agente naranja cuyas secuelas aun la padecen miles de personas; como si nada hubiera ocurrido, Obama habló de derechos humanos a las víctimas de la guerra. Sin embargo, en su visita a Arabia Saudita en su reunión con los representantes de la monarquía absolutista saudita, no hubo ninguna mención a los derechos humanos, cuando este país es regido en propiedad por la monarquía de los Saud, no existen ciudadanos sino súbditos sin derecho a voto, y la mujer está totalmente sometida al varón, pero Arabia Saudita es el principal país árabe aliado en la región del golfo pérsico y, por ello, Obama, calló. Tampoco ningún gran medio occidental se hizo eco de su silencio.
La cultura política cínica en su proyección internacional se sustenta en la autoarrogada supremacía occidental, herencia del pasado cultural colonial, que le otorga "el derecho" a injerir en otros países. Los principales medios de comunicación occidentales informan de la política internacional apoyados en fuentes de información de organizaciones creadas al servició del discurso neocolonial, despreciando cualquier otra fuente que no coincida, como sucede en Siria, con el relato occidental. Sorprende la facilidad con la que, quienes teniendo un pasado político plagado de mentiras en la justificación de sus injerencias en otros países como es el caso de Occidente en el Oriente Medio, restauran su credibilidad mediática entre la ciudadanía occidental, gracias a unos medios de comunicación que hacen de la información un instrumento de formación de masas.
Tras el fracaso de la tregua acordada en Siria por EEUU y Rusia que debiera haberse implementado en la semana del 12/09/2016 al 19/09/2016, la batalla de Alepo se ha traslado en el ámbito internacional a una guerra mediática contra Rusia y el gobierno Sirio. La presentación por parte de Francia y España del proyecto de resolución al CSNU para que Rusia y Siria dejaran de combatir desde el aire a las bandas armadas, ha formado parte de esa batalla. Francia, EEUU y Gran Bretaña, sabían de antemano que la resolución no tenía posibilidades de ser aprobada, ni tan siquiera han intentado consensuar con la parte Rusa una resolución unitaria que pudiera prosperar basada en el cese total de las hostilidades como proponía Rusia, porque el fracaso de la misma formaba parte del guión mediático.
Sin embargo, estas estratagemas  no van a cambiar las cosas en el frente de batalla, y las maniobras de desprestigio contra Rusia, solo contribuyen a aumentar la desconfianza. Rusia lleva anotadas en los últimos meses una serie de acciones por parte de las potencias occidentales que considera inamistosas cuando no hostiles. A las ya existentes sanciones, se ha venido a sumar: la considerada por el gobierno ruso de injusta y discriminatoria exclusión de atletas rusos de los últimos juegos olímpicos; el informe sobre el caso del derribo del avión del vuelo MH17 de Malaysia Airlines, calificado por la autoridades competentes rusas de político y no técnico; las  infundadas, por no presentar pruebas, acusaciones de acciones militares de Rusia en Siria contra población civil. Una lista que no hace sino incrementar la sospecha de los gobernantes de Rusia respecto a las intenciones occidentales, las cuales empieza a considerar como antesala de un posible ataque a mayor escala de la OTAN contra Rusia, en continuidad de las agresiones históricas occidentales contra Rusia en el siglo XIX por Francia y el XX por Alemania, lo cual le induce a aumentar su preparación para la guerra.
El hecho de que políticos irresponsables exporten la guerra a otros países, mientras que la paz no se ve alterada en los países propios, es tolerada, hasta ahora, por la mayoría de la ciudadanía occidental. Sin embargo, hay que considerar que la ciudadanía occidental no está preparada para una guerra de agresión contra Rusia por el grado de devastación mutua que conllevaría. La paz es el bien más preciado y solo se valora cuando se pierde. Rusia, quiere una convivencia pacífica con occidente en base al respeto de los intereses respectivos; no quiere la guerra, pero no ha existido en la historia contemporánea pueblo como el ruso con la capacidad para sobreponerse a las guerras que le han impuesto desde fuera. Tal vez ese es el mayor poder disuasorio de Rusia para que nadie ose una aventura militar contra ese país, y es lo que contiene a las potencias occidentales de iniciar una confrontación contra Rusia en Siria.